49|Celos

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Maratón ⅔.

—¡Arriba! ¡Arriba!—tiran de las sábanas.

Suspiro y vuelvo a tomar las mantas para taparme. La noche ha sido fría y no soy capaz de dormir en algo más abrigado que un short y una camiseta de tirantes. A pesar de haber dormido con alrededor de diez mantas, he pasado un poco de frío. Bien, en verdad no he dormido nada, era imposible. Al principio he obligado a Jaden a mantener la distancia, pero el se iba moviendo, y moviendo, hasta acercar su amigo a mi trasero, cuando le volvía a apartar, de repente su mano me rodeaba, o su respiración calentaba mi cuello. El, parecía muy tranquilo con la situación, porque juro, haber escuchado ronquidos, pero yo estaba ardiendo por dentro y por fuera y sentía tanta presión que apenas he echado ojo.

—¡que pesado eres! ¿Qué hora serán?—pregunto, me da la impresión de que es pronto.

—Son las ocho y media de la mañana, así que levántate, vaga, que hay cosas que hacer—tira de mis brazos para levantarme

Suelto un quejido y me trato de zafar de su agarre, pero Jaden tiene más fuerza y ni siquiera tengo mucha resistencia. Acaba sacándome de la cama y el frío recorre mi cuerpo, tiemblo un poco así que tomo una de las mantas y me la paso por los hombros. Miró a Jaden que sonríe divertido al verme tiritar

—¿te hace gracia que me nuera de hipotermia, idiota?—pregunto, si, tengo mal humor por las mañanas.

—En lo absoluto—niega el con una sonrisa tonta

Bufo—¿que es lo que tenemos que hacer? Como sea jugar con la nieva o ir en trineo te enteraré y...

—¿no recuerdas? Hay que hacer compras. Hoy ponen el mercadillo en el pueblo y así aprovecho y te lo enseño. Hay cosas chulas, puede que quieras comprate algo.

—No quiero guantes o carteritas de abuela.

Rueds sus ojos—¿crees que yo le llamaría a eso cosas guays?

—Pues no lo sé.

Suspira—Vamos a desayunar, que me parece que alguien no ha dormido bien.

—He dormido horrible, roncas como un oso.—me apartó de él acercándome a la puerta.

Los pasos de Jaden se oyen detras de mi—¿si? Y tu no dejabas de moverte, parecías nerviosa.

—No estaba nerviosa, estaba incómoda.

—¿por dormir conmigo? ¿O porque no era dormir en lo que pensabas?

Ni siquiera necesito girarme para saber lo que está haciendo. Estoy segura de que esta sonriendo, con altanería. Jaden no es precisamente un chulo o un narcisista, pero vamos, sabe que me tiene a sus pies y no duda en lucirlo y restregarmelo en la cara. Claro que yo todavía no puedo hacer eso, porque ni una Confesión ha salido de su boca.

Adictos ❝Jaden Hossler ❞ ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora