Capítulo 5

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No pude evitar que una sonrisa se extienda también por mi rostro. Comenzamos a hablar de cómo y por qué llegué a Los Ángeles y cuando le comenté donde quedaba mi nueva casa se ofreció para acompañarme. No podía decirle que no, me sentía cómoda estando con él. Reímos la mayor parte del camino e intercambiamos números telefónicos.

-Creo que llegamos.

-Sí, fue divertido hablar contigo Billie.- le dije regalándole una tímida sonrisa.- Gracias por acompañarme.

-No fue nada, me encantó conocerte Adrienne. ¿Podemos salir en algún otro momento? Tal vez a, no sé, ¿cenar?

Sentí mi cara arder mientras me ruborizaba y cuando él lo notó la sonrisa que tenía se amplió. Es tan lindo.

-Por supuesto.

-Luego te llamo entonces. Hasta luego.- tras decir esto besó mi mejilla y se fue.

Mariposas volaban en mi estómago. Nunca había sentido algo así antes y no quería sentirlo por alguien que apenas estaba conociendo. Tenía miedo de enamorarme de Billie y no ser correspondida, de que me rompa el corazón.

Por favor, qué cosas digo. No sería tan estúpida como para enamorarme de un extraño ¿o sí?

Entré en la casa y pude ver que sobre la mesada de la cocina había sándwiches de atún junto con una nota. Fruncí el ceño y tome el pedazo de papel, inmediatamente reconocí la letra de mamá.

“Volvimos a Washington para arreglar unos asuntos con respecto a la mudanza. Volvemos mañana por la noche, llámame cuando leas esto. Te quiero y espero que te guste tu almuerzo, sé que son tus favoritos.”

Pase de estar feliz a enojada. Muy enojada. Me dejaron sola en un lugar que apenas conocía para “arreglar unos asuntos”. No podía creerlo y menos de mi mamá, ella no hacía este tipo de cosas. Nunca me dejaba en mi anterior casa sola ¿por qué ahora si? Decidí ignorar el tema, almorzar y después acostarme en la sala a mirar algo de televisión.

Mi celular comenzó a sonar y me desperté al oírlo. Era Billie.

-¿Hola?

-¡Hola Adrienne! ¿Qué le pasó a tu voz?- dijo riendo.

-Hmmm, estaba viendo la tele creo… y me quedé dormida.

-¿Te desperté? Lo siento.

-No hay problema, en serio.

-Me preguntaba si estás ocupada esta noche…

-La verdad, no tengo ningún plan.

-Entonces… ¿te gustaría ir a cenar conmigo?

-Claro que sí Billie.

-¡Genial! Paso por ti a las ocho. Nos vemos.

-Nos vemos.- dije finalizando la llamada.

Me levante despacio del sillón para subir a mi habitación. Parecía un zombie. Apagué la tele, tomé el teléfono y empecé a subir las escaleras cuando me di cuenta de lo que había pasado. Miré la hora y solo faltaban unos cuarenta minutos para las ocho de la noche así que corrí a ducharme. Me vestí con unos jeans, una camisa, un sweater y mis zapatillas. Maquillé mis pestañas, acomodé mi cabello y estaba lista. Faltaban quince minutos para que Billie llegara por lo que decidí esperarlo en la sala.

American IdiotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora