Labios

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Había besado a Seungmin.

Eso era todo en lo que podía pensar, y todo en lo que había estado pensando desde la noche anterior, cuando había salido de aquel maldito departamento donde siempre se encontraban, con sólo una cosa en mente. Aquella noche le había dado a Seungmin algo que habían prometido que nunca podrían ofrecerse.

Un beso.

Un jodido y caliente beso; salvaje y primitivo. Tan terriblemente bueno y doloroso, que no parecía haber sido dado por él, un chico callado y tranquilo como el agua estancada.

¿Lo peor de todo? Que se había quedado con ganas de más.

Incluso ahora, estando en frente de sus amigos, no lograba quitarle los ojos a Seungmin. A sus labios en específico. Ahora los miraba más de lo que lo hacía antes, porque ahora sabía lo bien que se sentía morderlos a su antojo, y succionarlos, y besarlos agresivamente.

Aquellos malditos labios lucían jodidamente apetitosos aquella tarde. Ese rojo tan brillante definitivamente no era natural. Alguna mierda se habría echado Seungmin en los labios para tenerlos de esa seductora tonalidad carmesí ¿Era para provocarlo? Porque si ese era el caso, en serio lo hacía. Cuánto quisiera él cogerlo por las caderas, aún en frente de todos sus amigos, y morder severamente aquel maldito labio enferior que lo traía tan loco desde que había visto a Seungmin aquella tarde.

Pero justo en aquel momento estaba un poco fuera de lugar andar pensando guarradas. Estaban en casa de Seungmin, en su habitación, para ser exactos, él Chan, Jisung y, obviamente, Seungmin. Se habían reunido en su casa, ya que era una gran mansión, grande y cómoda, perfecta para que todos se reunieran en ella a estudiar sin llegar a parecer multitud. Tendrían un exámen de matematicas la próxima semana y habían decidido reunirse para repasar juntos.

Sin embargo él no le había estado prestando la menor atención a lo que hablaban sus amigos. Seungmin. Tenía todos sus sentidos ocupados en él. En Seungmin y sus malditos labios jodidamente rojos. Eso era lo que había estado mirando y en lo que había estado pensando durante todo el transcurso de la tarde.

Ya podía considerarse reprobado.

—Hyunjin, ¿tú cuál crees que sea el resultado correcto? —le preguntó Chan mostrando dos hojas llenas de ecuaciones y fórmulas —¿El de Seungmin o el mío?

Hyunjin se sobresaltó al escuchar la pregunta. No había estado prestando atención en absoluto. Sin embargo, debía responder algo, para que sus amigos no se dieran cuenta de su falta de interés.

—Ah... Creo que... El de Seungmin. Sí, eso, el de Seungmin es el más correcto. —dijo él algo inseguro. No tenía la más mínima idea sobre el ejercicio que habían estado haciendo, pero era muy difícil que Chan hubiera hecho algo bien, así que optó por el resultado de Seungmin.

—¿Tú crees? —preguntó Chan, algo inconforme —Mmmh... Bueno, si Hyunjin lo dice entonces está bien. Él es el cerebrito de nuestro grupo.

—¡¿Lo ves?! —le gritó Seungmin victorioso —¡Era imposible que el resultado fuera 242671, 533! De hecho, no sé por qué me empeño en discutir contigo sobre matemáticas.

Seungmin se dejó caer en su silla con una sonrisa victoriosa, y Hyunjin se quedó observando la hermosa manera en que los labios del menor se fruncian hacia arriba, dejando ver una hermosa hilera de dientes perfectamente blanqueados, hasta formar una sonrisa.

En serio quería besar esos labios.

—Oigan, creo que con estos ejercicios será suficiente. —intervino Jisung, mientras miraba la hora en su móvil —Son las 6:30 de la tarde. Mañana viernes podemos volver a reunirnos y estudiamos un poco más —luego se dirigió a Hyunjin con una mirada de preocupación —Hyunjin, estuviste muy callado hoy. Ni siquiera hiciste los ejercicios. Tu hoja está en blanco ¿Estás bien para el examen?

More than Sex - Hyunmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora