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Hyunjin se despertó con pereza, soltando algún que otro jadeo ante el insoportable rayito de sol que se colaba por la rendija de la ventana y le daba directamente en los ojos. «Joder, ni dormir se puede ya»

Un momento... ¿En dónde estaba? Miró hacia arriba confuso, pestañeando repetidas veces ante la vista de un techo que, evidentemente no era el de su casa. Cuando estuvo un poco más consciente, bajó la mirada hasta el lado de la cama en donde se encontraba y pudo ver una cortina color negro, larga hasta el suelo, que le pareció extrañamante conocida. En serio, ¿dónde demonios estaba?

Se giró una vez más, pero esta vez hacia el lado derecho de la cama y se encontró con él.

Seungmin.

Seungmin durmiendo a su lado.

Miró fijamente sus largas pestañas negras, que podían notarse más al tener los ojos cerrados, y un extraño sentimiento cálido comenzó a recorrer todo el cuerpo de Hyunjin, hasta hacerlo sonreír como un idiota. La forma inocente que tenía Seungmin de dejar sus labios rojizos ligeramente entreabiertos para respirar al dormir. Y de cómo su pecho desnudo iba de arriba hacia abajo con cada susurrado ronquido, que en lugar de parecer repugnante, para Hyunjin era más bien agradable y silencioso. Seungmin era simplemente hermoso. Sus cabellos castaños caían sobre la almohada y algunos del flequillo le quedaban pegados a la frente. Los delgados brazos acurrucados contra su pecho, y alguna que otra vez soltando un murmullo entre sueños.

Hyunjin suspiró aún sonriente y una de sus manos, casi por sí sola, se dirigió hasta la mejilla de Seungmin para acariciarla dulcemente. Su piel era suave, y, por alguna razón, se sentía realmente desconcertante que Hyunjin estuviera tan a gusto sólo de acariciar la mejilla de su amigo. Sin embargo, a gusto era justamente como se sentía, y de hecho, agradecía eternamente que Seugmin estuviese tan profundamente dormido, porque, de no ser así, ya hubiera apartado a Hyunjin de su lado. No es como que Seungmin fuera la persona más cariñosa de este mundo.

Hyunjin fijó sus ojos ahora en los rojizos labios de Seungmin y paró en seco de acariciar su mejilla, para dejar su mano estática contra la piel de su amigo.

Repentinamente a Hyunjin le dieron deseos de besar otra vez esos hermosos labios entreabiertos. Trató de ignorar el hecho de que su polla se estuviera ahora retorciendo debajo de las sábanas por ese simple pensamiento. Quería besarlo, joder. Quería besarlo otra vez.

Cómo la noche anterior, cuando habían tenido por primera vez lo que en buena ley se podría llamar «sexo». Con besos en los labios, mordiscos en el cuello, caricias y sí, sencillamente sexo.

Y resulta que, al menos en la cabeza de Hyunjin, todo había funcionado así: tendría sexo con Seungmin, «con besos y mordiscos incluidos» , y luego de eso, se le quitaría ese extraño enamoramiento que había comenzado a tener con él desde hacía más de un año. Porque era eso. De alguna forma se había terminado enamorando de Seungmin, desde la época en que estaba con Changbin. Se había dado cuenta de tener aquel «capricho amoroso» (como Hyunjin solía llamarlo mentalmente), por lo molesto y jodidamente extraño que se sentía cada vez que Seungmin y Changbin se besaban frente a él, o se decían cosas románticas, o se daban caricias, o se tomaban de la mano o simplemente estaban juntos. Eso, desde cualquier ángulo de donde lo vieses, se le llamaba celos. Y si lo que había entre Seungmin y Hyunjin era tan sólo sexo sin compromiso, entonces tener celos no era exactamente correcto. De hecho, si lo que hubiera sentido Hyunjin por Seungmin fuera solamente atracción sexual, entonces le importara una mierda lo que Changbin y Seungmin hicieran frente a él esas cosas tan cursis que hacen las parejas. Y, por encima de todo, si aquello fuera tan sólo atracción sexual, a Hyunjin no debería haberle hecho sentir tan bien que Seungmin y Changbin hubieran terminado.

Entonces sí era un enamoramiento. Un enamoramiento que, según los planes de Hyunjin, debió de haber terminado con aquella noche de sexo «con besos y chupetones incluidos». Sin embargo, seguía ahí, tal vez hasta más fuerte.

More than Sex - Hyunmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora