More than Sex - Hyunmin

Beso

Desde que habían comenzado su extraña relación, entre ellos había sólo una regla:

Sólo sexo

Así lo hacían siempre. Seungmin llamaba a Hyunjin por teléfono a las tantas de la noche, y él le recogía en su coche, para ir al mismo departamento de siempre, a hacer lo mismo de siempre: Follar.

Desde el principio, Seungmin le había dejado claro a Hyunjin, que lo que había entre ellos no era más que eso. El tenía una pareja: Changbin, y por lo tanto, estaba mal que tuvieran algo más que sexo duro. Su actividad sexual no pasaba de las embestidas salvajes de Hyunjin y las mamadas de ensueño de Seungmin.

Nada de besos en los labios, caricias, mordiscos en el cuello, ni ningún tipo de contacto entre ellos, que pudiera hacerles parecer que eran pareja. Porque para eso estaba Changbin. Seungmin le tenía a él como novio y le podía pedir todos los besos, cariños, y abrazos que las parejas se dan.

La primera vez que Hyunjin, sin darse cuenta, casi se había dirigido a sus labios para besarle, tal vez por la calentura del momento, Seungmin le había detenido.

—¿Qué haces? —le había dicho aquella vez el menor, posicionando su mano sobre los labios ajenos, alejándolos de los suyos —Estás aquí para follarme, ¿recuerdas? Nada de besos, para eso tengo a Changbin.

El accidente no había vuelto a repetirse. Hyunjin era un chico dócil y tranquilo, pero era bastante rápido si de sexo se trataba. Si Seungmin no quería besos durante sus relaciones sexuales, estaba bien. Él no le forzaría a hacer nada.

Lo que ellos hacían, para ser sinceros, no se le debía llamar sexo. Aquello era follar, dura y primitivamente. Poner tres dedos en el culo de Seungmin y luego de eso joderlo hasta venirse en su interior, para darle el mejor orgasmo de su vida.

Por eso nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia, Hyunjin y Seungmin se habían besado, y por supuesto que nunca se besarían.

O eso pensaba Seungmin.

[...]

Hyunjin le había estado mirando por un buen rato. Se quedó quieto desde el sofá del salón viendo como Seungmin tomaba desesperadamente rápido aquel vaso de agua y de como movía su nuez de adán al tragar. Una gota de agua que se le había escapado recorrió todo su cuello hasta mojar su camisa.

Seungmin dejó el vaso sobre el lavabo de la cocina y se quedó inmóvil, con la mirada perdida en la nada. Estaba perdido en sus pensamientos, de eso Hyunjin estaba seguro, le conocía demasiado bien. Porque él le miraba mucho y conocía todas las facetas del menor. Estaba preocupado por algo, Hyunjin lo sabía.

—Seungmin. —el nombrado escuchó la voz serena de Hyunjin desde el sofá del living, sacándolo de sus pensamientos.

El menor estuvo a punto de girarse a verle, cuando sintió unas manos agarrarle las muñecas y hacerle girar sobre sus talones, quedando Seungmin indefenso contra la pared de la cocina, aprisionado por Hyunjin, que le miraba con el ceño fruncido y el rostro a unos centímetros del suyo, manteniéndole las manos presas sobre la cabeza, para que no pudiera moverse.

—¿Hyunjin? S-Sueltame... ¿Q-qué rayos estás...? —le reclamaba Seungmin, agitando sus manos aprisionadas para tratar de liberarse del agarre del mayor.

—¿Te importaría mantener esa deliciosa boquita cerrada? —le susurró Hyunjin con un tono tranquilo, pero imponente, a la vez que mantenía los ojos fijos sobre los labios de Seungmin. —Ahora vamos a jugar un poco... Pero esta vez lo haremos a mi manera.

Seungmin trató de responder algo, lo que fuera para liquidar aquella incómoda cercanía entre él y Hyunjin. Podía sentir su aliento sobre los labios. La respiración de Hyunjin estaba tan tranquila como siempre, como si no estuviera pasando nada. Seungmin, por su parte, llevaba el pulso a mil por hora, y le avergonzaba un poco que la corta distancia entre él y Hyunjin pudiera hacer que el mayor supiera de lo nervioso que estaba Seungmin por encontrarse en una situación como aquella.