Damian Wayne I

375 31 2
                                    

Damian Wayne, el mismísimo hijo de sangre de Bruce Wayne y el heredero de la Liga de los asesinos estaba en el suelo, recorriendo todas las heridas que acababa de obtener tras terminar su última batalla, sabía muy bien que tardarían en sanar y que debería entrenar tal vez un poco menos, tal vez.

Se levantó cuando vio llegar a la policía, era su turno de irse, está misión en Gotham le costó un poco más de lo que imaginaba, tomo un poco más de tiempo pero nada que no sea imposible para él.

Al llegar a la mansión curó sus cortes y saludo a sus mascotas dedicándoles um pequeño momento de su amor y atención para luego emprender su viaje hasta jump city, quería volver a la torre, si bien no tenía nada que hacer ahí como para ni siquiera descansar, quería volver dónde realmente pertenecía.

4:00 a.m Jump City

Damian llegó al edificio, entro a la cocina a servirse un vaso de agua cuando se advirtió de la presencia de alguien más en la sala. 

-Buenas noches- Serena, así sonaba la voz de Raven, despreocupada y tranquila- ¿Te fue bien en la misión?

-Si. -Siempre cortante y de pocas palabras.

-Me alegra mucho -con el mismo tono la demonesa le respondió amablemente al petirrojo, cualquiera pensaría que se esta burlando, pero él ya la conocía, no era de mostrar mucho sus emociones pero no quería decir que no las tuviera. A veces él podía verse a través de ella.

Damián estiró su brazo para tomar un vaso de la alacena y sintió un fuerte dolor en la parte baja de hombro, cerca de las costillas, sin advertencia ni aviso no pudo reprimirse, toco la zona donde le dolía y la mueca en su rostro fue inevitable, las punzadas estaban atacando.

-¿Estás bien?- Las cejas de la demonesa se juntaron en confusión, se levantó y se acercó a él-¿Te duele algo?

Era casi una sorpresa ver el dolor en el rostro del muchacho, pues si bien ella podía sentirlo con sus poderes Damián era experto en ocultar sus sentimientos. Su corazón y mente eran como una caja fuerte, solo él tenía la capacidad de abrirla y no era su intención ventilar sus problemas con nadie.

-No, es solo un golpe, ya sanará- movió su mano en rechazo, sus heridas siempre le dolían la primera noche, pero era capaz de soportarlas, lo criaron para hacerlo.

-Déjame ayudarte, puedo curarte-Raven se aproximó un poco más a él y con suma delicadeza dejó una mano suspendida en el aire, cerca de donde el dolor era mucho más intenso.

-No es necesario, ya te lo dije,  sanará
-Terco, como siempre, así era él, todos en el quipo ya estaban acostumbrados a estos comportamientos egoístas del chico.

-Ven- Sin que el pelinegro pudiera responder algo, ella lo condujo hasta la silla del comedor, lo sento y con extrema delicadeza acercó sus manos hasta las heridas del muchacho, en question de segundos destellos morados fueron expulsados de sus manos.

Unos momentos después Damián dejo de sentir ese dolor, pensó que esos poderes eran muy útiles en combate, y al mirar a los ojos amatistas de la hechicera quería avisarle que ya se encontraba mejor, que ya podía detenerse, pero cuando sus ojos chocaron con su perfil de porcelana y su expresión de concentración ninguna palabra pudo salir de su boca, una ola de nerviosismo recorrió su cuerpo a tal punto que lo hizo entrar en calor.

Era la primera vez que sentía algo como ésto, nunca en sus 17 años sintió una calidez al ser cuidado, Alfred lo curaba, pero lo que la hechicera le transmitía era tan especial que las palabras no le alcanzaban.

-Estás listo.- Raven alejo sus manos del cuerpo de Damián pero este al sentir el frío de su lejanía inmediatamente las volvió a tomar- ¿Te duele algo más? -La dama estaba confundida, no encontró ningún otro signo de dolor en su cuerpo, no comprendía que era lo que el muchacho quería.

Encuentros con AvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora