Jason Todd II

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Grayson es un tonto si cree que podrá enamorar a Rachel en una discoteca, obviamente ella no es el tipo de chica que sale a algún bar de mala muerte para conocer a  alguien, lo creía más listo, después de todo, él es el elegido número uno y sucesor del manto de Batman. 

El ex protegido del protector de Gotham City estaba divagando mentalmente mientras caminaba a través de los largos pasillos de la Torre Titan, al encontrar un punto de descanso se dejo caer en el amplio sillón, un pensamiento invadía su cabeza y amenazaba con molestarlo todo el día, un recuerdo privado que compartió junto a Raven hacía no mucho tiempo. 

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     -Respira hondo y cierra los ojos-. Raven le comentó la simple tarea que el peliblanco debía realizar para poder empezar. 

-Bombón, si quieres besarme solo tienes que pedirlo-. Su personalidad coqueta salió a flote, pero Rachel sabía que este podía ser solo un mecanismo de defensa ante el inminente rechazo de su mente por la desintoxicación de sus pensamientos. 

Jason y Rachel se encontraban encerrados en una de las salas comunes de la Torre, debían estar tranquilos para que nadie los interrumpiera o pudiera distraer al muchacho en su sesión de meditación. Jason por fin había aceptado que necesitaba un cambio en su vida,  necesitaba empezar a soltar a todos sus demonios, y que mejor que ser liberado por uno de ellos. 

-Cállate y serénate. 

-Publico difícil-. Sin más remedio Jason cerro sus ojos y respiro hondo por unos segundos. 

Después de un par de respiraciones empezó a sentir como sus pulmones se llenaban de aire nuevo y limpio, intento quedarse lo más relajado posible hasta que sintió unas manos tocando ligeramente sus hombros, al instante se tenso, sabía que se trataba de ella, sabía que ella solo quería su bienestar pero no podía evitar sobre pensar lo que estaba pasando. 

-Relájate -con una voz serena y dulce Rachel lo guio - Trata de sentir como el aire llena por completo tu pecho-. Sus manos viajaban desde lo alto de su pecho hasta sus hombros, desde sus palmas rayos de energía morados eran disipados en el cuerpo contrario.

Esto sin duda puso completamente nervioso al chico, sabía que la demonesa no lo hacía con ninguna intención oculta pero se sentía de cierta forma culpable por estar disfrutando esto más de lo que debería, ella quería ayudarlo a poder confrontar sus traumas de frente y él solo podía pensar en que quería que lo tocará para siempre, aunque sea un tacto tan débil como ese. 

Jason sabía que no era como las demás chicas, ella era especial, por más que quisiera ninguno de sus trucos funcionaría, por el momento solo se mantenía al margen pero ¿hasta cuando podría soportar esta carga en el pecho? porque mientras él respiraba para llenar y liberar su pecho este sentimiento lo aplastaba como si de 500 kilos se tratase. 

-Piensa en algo cálido, un dulce abrazo, un tierno beso, una bella caricia, algo que desmorone todas  tus defensas- Rachel posó sus manos en el pecho de Jason, a un paso de distancia y aún ambos con los ojos cerrados exhalaron al mismo tiempo-. Déjame entrar y sanar tus problemas, permíteme ser ese cálido abrazo que cierre todas tus heridas. 

Y sin más Jason rompió todas las cadenas que cerraban las puertas de su mente y corazón, dejó que Rachel entrara en su vida y sus recuerdos, suplicaba en su interior que alguien lo sanará, que alguien viera su verdadero yo y no lo juzgará ni le tuviera pena, alguien que lo entienda. 

Rachel estaba sufriendo todo lo que no había sufrido en su vida, vivir de forma tan real estos recuerdos, sentir todo lo que sintió Jason. El desprecio que sentía hacía si mismo por el rechazo de su propia madre quien lo abandonó, el doloroso sentimiento de insuficiencia para con él durante su corto trayecto como Robin, el aterrador momento que vivió cuando fue atacado por el Joker, era solo un niño indefenso y asustado por un payaso, un payaso sin ningún tipo de escrúpulo que no dudo dos veces en golpearlo, pero por sobre todo, el dolor asfixiante que comenzó a sofocarlo desde ese momento, durante lo que le quedaba de vida no pudo mantenerse en calma ni por un segundo, durante cada mañana en la que despertaba, cada tarde que entrenaba y lo peor eran las noches, la soledad golpeaba  a su puerta cada madrugada sin falta, las pesadillas y las constantes plegarias por olvidar nunca faltaban, aun si no tenían invitación. 

La demonesa continuo viajando por los recuerdos de una de nuestras aves hasta que vio a un pobre e indefenso niño en una esquina completamente oscura, se acerco a este y enseguida lo reconoció, era él, su alma débil aprisionada en un pequeño frágil a quien  no dudo en abrazar, en envolverlo en un cálido abrazo que haga desaparecer ese insistente frio que amenazaba con acompañarlo toda su vida. Su pasado paso detrás de ellos como escenas entrecortadas que se quebraban y desaparecían, debía liberarlo de esos recuerdos para por fin poder liberarlo.  Los escenarios de fondo cambiaban como flashes, sus recuerdos pasaron volando junto a ambos.  Jason paso de ser un niño a un adolescente y al actual hombre que ya podía ser capaz de ser libre.

Al abrir los ojos, el verde y el morado chocaron como dos olas de siete metros una contra la otra, las emociones los rebozaron completamente y era casi imposible no sobresaltarse por todo lo sucedido, ambos lloraron y se abrazaron tan fuerte que casi podían asfixiarse. 

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Desde ese momento Jason prometió con su vida que iba a cuidar a la única persona que se arriesgo por él, a la mujer que decidió que él si valía la pena, porque así era el amor para el encapuchado. 

Darlo todo por alguien incondicional, sin importar la ausencia de su pasado, o la incertidumbre de su existencia en el futuro, confiar en esa persona durante lo que la vida les permita unir sus caminos y llora plegarias porque también quiera unir sus destinos. La protegería en esta vida y en mil más, no se arriesgaría a perderla jamás,  él le regalaría todo su amor sin esperar nada a cambio, ella podía consumir su alma por completo si así lo deseará, de todos modos, es suya. 

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⏰ Última actualización: Nov 29, 2023 ⏰

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