Halloween

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Y ahí estaba una vez más. Bailando, riendo y jugando con esa chica disfrazada de bruja que no conocía, como cada año.

Todo comenzó a los trece, cuando mamá me dejó salir solo en halloween por primera vez. Todo parecía genial hasta que se hizo más tarde y chicos mayores empezaban a atemorizar a todos, incluso a mí.
Me moría de miedo e iba a irme de inmediato a casa de no ser porque frente a mí cuatro chicos rodeaban a una chica que parecía ponerse a llorar.

"Vamos Mendes, has defendido a más chicos en la escuela. Éstos sólo traen máscaras horribles y... aterradoras". me decía.

Así que me armé de valor y terminé tomando a la chica vestida de bruja de la mano para llevarla lejos de esos idiotas que no hicieron mas que insultarme infantilmente.
Ella me sonrió y aunque su enorme nariz postiza y todo ese maquillaje verde la hacia lucir como una bruja horrible, me pareció linda.

Al siguiente año, un chico me chocó por ir corriendo de otros e hizo que mis dulces quedaran en el piso, me agaché para recogerlos y una chica disfrazada de bruja me ayudó. La misma chica. Solo que ahora yo era más alto, incluso nos veíamos de la misma edad, ella me lo confirmó, los dos teníamos catorce. Ese día nos encontramos varias veces, los dos sonriéndonos torpemente y apartando las miradas. Y entonces me pregunté si la encontraría el año siguiente.

Y así fue. La encontré mientras ella le daba un dulce a una pequeña niña llorando. Era una bruja dando una paleta, una encantadora escena.
Cuando se dio cuenta de mi presencia, sonrió más y fue hacia mí, "Hola de nuevo, Drácula", me dijo, y contesté con una sonrisa diciendo "Bruja".
Ese día le pregunté si quería acompañarme, ya que el año pasado, cada que la encontraba, estaba sola, al igual que yo, y aceptó gustosa.

No nos conocíamos, en ningún momento nos preguntamos nuestros nombres, éramos solo "La bruja y Drácula", pero nos seguimos encontrando cada año en la esquina de Adelaide Street desde entonces.

Me gustó cuando a los dieciséis vi su verdadera nariz por primera vez, había decidido no usar la postiza y yo no llevaba maquillaje blanco, mostrábamos un poco más de nosotros. Pero sin saber nombres.

A los diecisiete su maquillaje verde era menos verde y yo ya no llevaba nada más que colmillos falsos. Volvimos a reír, jugar, gritar y bailar como si nada importara, por lo menos no en esa noche.
Los dulces dejaron de importar, lo único que quería era pasar la mejor noche todo el año junto a esa bruja. Lo único que esperaba en todo el año era ver ese lunar que no tenía que pintar, escuchar esa risa que no podía disfrazar. Esperaba encontrarla mirando a los niños mientras me esperaba.

Todo el siguiente año ansié demasiado la llegada de Halloween, no por ser Halloween, sino porque la vería de nuevo. Halloween tenía un nuevo significado para mí y lo hacía más especial. Ese día yo no quería dulces, quería encontrarla, no necesitaba disfrazarme, necesitaba estar con ella.

A los dieciocho fue la primera vez que la ví sin ese tono verdoso en su piel, solo traía labial negro y decir que me quedé embobado fue poco, yo realmente me había perdido ante la bruja frente a mí. Era la bruja más hermosa que había visto.
"Hay un concurso de disfraces", me dijo en cuanto me vio, sin darme tiempo de analizar y decirle que seguro ella perdería por ser la bruja más bonita cuando debía ser fea.
En el concurso, aunque bailamos e hicimos de todo, quedamos en segundo lugar contra un bebé calabaza, a pesar de eso ella irradiaba más felicidad que años pasados. Me llevó de la mano de un lado a otro, comiendo y regalando dulces por doquier. Todo un poco más fantasioso que el año anterior, hasta que nos encontramos con unos chicos molestando a unos niños. A los dos nos pareció tener un flash back de la vez en la que nos conocimos. Me miró y entendí.
Fuimos a defender a los niños y afortunadamente no llegamos a los golpes, ya que ella me detuvo, pero definitivamente me gané enemigos.
Después de asegurarnos de que los niños llegarían a salvo a sus casas, me llevó al parque decorado de acuerdo al día y su ánimo bajó.

"Es nuestro último año juntos". Comenzó diciendo, "No te conozco en lo más mínimo". Y soltó una risita. "En todo este tiempo no hicimos más que disfrutar cada minuto de la noche, sin perder tiempo en formalidades. A pesar de eso has sido un compañero inigualable, no sé tu nombre, Drácula, pero me gustas tanto como el dulce amarillo que siempre que regalas, tanto como te gusta ese muffin con murciélagos de chocolate que consigo para ti. Y es horrible tener que esperar todo un año para verte... pero es más horrible ya no volverte a ver". Apartó su mirada, fijándola en dos chicos menores riendo mientras el chico hacia muecas graciosas y ella le aventaba dulces como pago. "Así que antes de irme, quisiera preguntarte tu nombre".

"Shawn Mendes", respondí aturdido, ¿Había escuchado bien o había tenido una intoxicación por dulces y todo era falso? ¿En serio la chica que me gustaba me había dicho que también le gustaba? Sí, claro que sí. Pero como no podía ser tan perfecto, ese era la última vez que la vería.

"Bien, Shawn Mendes, qué gusto saber que así te llamas. Ya era vergonzoso hablar sobre ti llamándote Drácula. Como sea, ya sabes que tengo que estar en casa antes de las doce y son las once cincuenta y uno". Se levantó y comenzó a caminar, como sino hubiera volcado mi corazón hace segundos.

Corrí hacia ella y antes de que tomara un taxi la detuve, "Déjame preguntarte algo ahora", me sonrió y contestó, "Solo una pregunta, me haces esto muy difícil".

Hice mi pregunta, respondió y se fue de inmediato. Ya era tarde, demasiado y ella necesitaba estar en su casa.


Y entonces, se fue la bruja de mis sueños.

[...]

Casi un año había pasado cuando me encontraba nervioso por los pasillos, estaba a nada de verla por primera vez en persona sin disfraz y sin ser Halloween, además de que no sabía como reaccionaria con el hecho de nunca haberle dicho que me había inscrito en su misma universidad.
En aquel último Halloween, en el último minuto que nos vimos, no pude haberle hecho mejor pregunta que, "¿Cuál es tu número celular?". Después podría preguntarle su nombre, ¿no?

Después de hablar por mensajes casi un año, estaba frente a su puerta en los dormitorios mientras todo me miraban raro por llevar una capa de Drácula. Toqué tres veces y cuando abrió, pasaron unos minutos para que pudiera balbucear, "Drácula" con la sonrisa más grande que pude ver en ella.

Ahora, siete años después, estamos celebrando Halloween en nuestra boda, o nuestra boda en Halloween.

Ella siendo la bruja más preciosa que pudiera existir y yo su Drácula.

Fuimos a bailar al centro, se acercó a mi oído y susurró.

"Hola de nuevo, Drácula. Te amo". Sonrío y le contesté con un beso.

"Yo también te amo. En éste y en todos los Halloweens por el resto de mi vida, bruja".

 En éste y en todos los Halloweens por el resto de mi vida, bruja"

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Oli c:

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⏰ Última actualización: Jun 07 ⏰

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One shots. |Shawn Mendes| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora