Cuento de hadas v.2.0.

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Ahí dice que es la versión 2.0, pero no es otra versión (o final alternativo) como les había dicho, es la continuación pero pa' no confundir nada al ponerle otro nombre, lo dejaré así (además me gusta como suena y se ve ahsja)

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—El veredicto final declara al acusado como inocente.

Todos en la sala suspiraron; unos con alivio, otros con frustración.

Pero yo sonreí, sabiendo que ganaría.

—Gracias, abogada, gracias.—el señor tomó mi mano y se inclinó varias veces.

—Es mi trabajo, no se preocupe.—le sonreí y después de un abrazo a él y toda su familia, salimos del juzgado.

Ellos fueron a celebrar a algún restaurante, yo en cambio fui a mi casa.

Mamá me recibió con la comida lista y junto a mis hermanos pasamos la tarde viendo películas.

Hasta que llegó él.

—Tocan, ve a abrir tú.—le dije a mi hermano.

—No, que vaya él.—dijo señalando a mi otro hermano.

—Yo no voy a ir.—se cruzó de brazos y se hundió más en su lugar.

—Mamá, creo que te toca.—apenas la miré pero vi como negó metiendo palomitas a su boca.—Bien, el último en decir saf...

—¡Safo!—gritaron los tres al unísono.

—Hija, creo que te va.

—¡Son unos tramposos!—exclamé, pero el toque del timbre me hizo levantarme con resignación.

Caminé algo molesta a la puerta, pero al ver quien era, sonreí.

—¡Taylor!—lo invité a pasar y fuimos a mi habitación después de que saludó a todos.

—Escuché que ganaste el caso del señor Colnman, quise venir a felicitarte y no sé...quizá, ¿quieras salir a algún lugar, corazón?

—Ah,—suspiré y me acosté a su lado en mi cama.—gracias, pero prefiero no salir.

—Desde de que te conocí en la universidad, nunca has querido salir; solías decir que tenías mucha tarea cuando teníamos la misma, ¿pero ahora qué te detiene?—volteó su cabeza hacia mí pero no lo miré.

—Sólo no quiero.—me encogí de hombros.—Mejor dime, ¿cómo te ha ido a ti?

—Tengo un divorcio, ¡pero no sabes de quién!

—¿De quién?—lo miré expectante, ¿el divorcio del presidente?

—No te voy a decir.—se levantó súbitamente y se puso su saco.

—¿¡Qué!?—gateé sobre la cama para llegar a él.—¡Dime, dime, dime!

—No.

—¡Tay!

Soltó una carcajada y me tomó de los hombros.

—Con una condición.

—¿Cuál?

—Salgamos.

—Uh, mejor no me digas.

—Bien, sé que este divorcio me hará de los mejores abogados del país, pero no podrás saber nada del caso.

—¡Todos hacen trampa conmigo!—me levanté "enojada" de nuevo y me puse sólo una chamarra y los zapatos.—Vámonos.

—¿No te vas a quitar la pijama?—preguntó divertido yendo tras de mí.

One shots. |Shawn Mendes| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora