Salí del estudio cansado. No era que no me gustara mi trabajo, al contrario, lo amaba tanto que a veces solo podía llorar por lo agradecido que me sentía al poder hacer lo que me gusta y como me gusta.
Aquella frase que dice "si estás herido siente el rescate de tu pasión", nunca tomó tanto sentido hasta ahora. Mi tristeza, ansiedad, soledad se iban en música, canciones donde dejaba parte de mí. Y después siempre me sentía mejor.
Eso no significaba que no estuviera cansado. Despertar alrededor de las seis de la mañana, ir al gimnasio, pasarse horas en el estudio o en algún set, preparando un montón de cosas para el nuevo disco, no era fácil.
Y el clima nublado y frío solo hizo ver el día un poco más pesado.
Suspiré y quité mi diadema comenzando a caminar a mi auto. Solo quería ir a mi habitación, tomar una ducha y dormir.
Pero fue lo que menos hice.
Tomé una ducha, sí, pero mi cama se quedó tan lejos como mi gusto por tomates. ¿Por qué? Pues después de verme al espejo a punto de vestir mi pijama, no sentí más que rechazo ante mis planes. Quería vestir una camisa azul que compré, mis vaqueros de siempre y dejar a mi cabello ser.
De pronto quería salir, tomar y cantar sin tener que estar afinado, quería gritar en medio de la gente y por qué no, incluso quería bailar.
¿El clima me lo iba a impedir? Por supuesto que no.
Así fue como terminé bebiendo en algún bar y riendo con un par de desconocidos. La mayoría de veces prefería salir con mis amigos, pero a veces puedes salir solo y disfrutar igual.
Sabía a qué me arriesgaba al salir a un lugar público, pero al final no me importó y la gente ahí estaba más ebria que yo, así que no pensé en correr ningún riesgo. Vaya equivocación.
Al cabo de un rato, más gente desconocida se unía al grupo. Lo gracioso era que entre ellos tampoco se conocían, aun así parecíamos auténticos amigos de años.
—Entonces... ¿Viniste solo?
—Sí. —Sonreí—. Y parece que tú también.
—Sí, también vine sola.
—¿Cómo te llamas?
—¿Importa? —Me devolvió la sonrisa y miró alrededor—. Ya nos olvidaron —dijo señalando con la cabeza nuestro grupo bailando en la pista—. ¿Qué piensas de salir? ¡Vamos a comer! —gritó tomando mi mano y guiándome a la salida.
Me dejé llevar, pues qué más daba. Además, estaba algo ebrio, todo me resultaba excelente y genial idea.
—¡Dios! ¿¡Vas a comer todo eso!? —gritó en el pequeño restaurante de hamburguesas.
En mis cinco sentidos probablemente me hubiera apenado por su escandalosa voz, llamando la atención de cualquiera que siquiera pasara por ahí, pero como no lo estaba, reí junto a ella.
—¡Te reto a comer lo mismo que yo! —Me encontré gritando, haciéndola reír más.
¿Quién era esta chica y por qué me sentía tan feliz a su lado?
—¡Reto aceptado, chico alto!
—Me llamo Shawn, por cierto.
—¡Y yo ganadora! Solo mírame, Shawn.
Mmh, incluso mi nombre sonaba diferente en su voz.
Comenzamos a comer y realmente no me importaba si perdía o ganaba. Solo estaba disfrutando el momento; el escándalo que era su existencia y la energía que me contagiaba.
Pero lo admitiré, me sorprendió cuando terminó con gusto la hamburguesa más grande que había.
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One shots. |Shawn Mendes|
FanfikceShawn Mendes, así se llama aquel chico castaño que ha vivido ya más de mil vidas. Recuerda lugares a los que nunca fue, canciones que nunca ha escuchado, cosas que nunca ha visto o personas que nunca ha conocido. Cuando le dijeron que todo era parte...