En mis manos

Una llamada inesperada

-¡Ya son las 22:30! ¡Y mis padres vienen a las 23:00! ¡Ayudadme a recoger este desastre!

Al final del día, los amigos habían acabado en la casa de Lena, y a ellos se había unido Jack.

-¡¡Pero venga!! ¡¡Moveros panda de perezosos!! ¡¡O ya no podré invitaros más!!

De repente, el móvil de Lena comenzó a vibrar.

-¡Shhh! - Mandó a callar nerviosa- ¿Si?... ¡Hola mamá! ¿Qué tal?... Si, aquí estoy en mi cuarto escuchando música... Aahhh, ¿¡que no volvéis hasta mañana!? No, no... claro que no me importa. Que lo paséis bien... - La chica miró a sus amigos con entusiasmo y gritó- ¡¡Tenemos la casa para nosotros!!

Mientras los chicos preparaban la cena, Lena y Ana se dispusieron a colocar los colchones en el salón. Apenas había sitio para 3 de estos, así que tendrían que dormir apretujados.

-¿Te has fijado en cómo te mira Marcos? -Susurró Lena con disimulo.

-¿A qué te refieres? - Añadió Ana rápidamente.

- Bueno, tal vez le gustas... O puede que sólo sea cosa mía. - Dijo soltando una risita.

Aunque Ana intentaba evitar el tema, ella también había notado esas miradas por parte de Marcos. ¿Y si le gustaba de verdad?

-¡Chicas, ya está la cena!

Ana y Lena dejaron lo que estaban haciendo y se dirigieron a la cocina. Cuando entraron se encontraron con una bandeja de macarrones con queso gratinado sobre la mesa. ¡Qué buena pinta! No sólo tenía un aspecto delicioso, sino que el olor también era irresistible.

-¡Pero que pintaza! ¡Os lo habéis currado! - Exclamó Lena ilusionada mientras metía el tenedor entre los macarrones de la bandeja.

La noche avanzó deprisa acompañada de charlas, juegos y risas.

Pasadas las tres y media Jack propuso jugar a '' verdad o reto''.

A Ana le costaba abrirse a los demás; y más, hablar de sus sentimientos. Por esa razón '' verdad o reto'' no es que fuera su juego favorito.