Capitulo 8:

36 7 5
                                    

ENZO

Llego al ático deseando darme un baño y ver que está haciendo mi pequeña ninfa. Debo decir que no se siente tan mal esta sensación de tener a alguien esperándote en casa.

La busco en la habitación pero no la veo, así que accedo al sistema de vigilancia de la casa a través de mi celular para encontrarla dormida en un sillón de la biblioteca, debí suponer que estaría allí, ya que adora leer. Luce tan adorable recostada en posición fetal y con el cabello revuelto sobre su rostro y pecho.

Mi camiseta, que ahora usa como vestido, se le ha subido un poco dejándome ver su generoso trasero, sin duda una imagen sublime. La tomo en brazos con cuidado de no despertarla y la llevo a la habitación donde la deposito con delicadeza en la cama. Entro a darme una ducha rápida y al salir me pongo unos boxers limpios. Salgo al balcón a hacer una última llamada antes de dormir.

- Todo está arreglado con el tema de Mendoza, reúnete con los demás carteles latinos y diles que tomaremos el territorio colombiano, si alguno se opone sólo pégale un tiro en la cabeza – doy ordenes por el teléfono a Davide.

- ¿Sábes que podríamos haber arreglado esto de otra manera verdad? – me reprende.

- No te estoy pidiendo tu opinión en esto, solo hazlo – cuelgo sin más.

Al voltearme me topo con los ojos esmeralda que tanto me gustan, aunque distingo cierta molestia en ellos.

- Perdone por utilizar su ropa, es que no tenía nada que ponerme y necesitaba una ducha – dice bajando la cabeza, aunque noto cómo mira mi torso desnudo.

- No pasa nada puedes tomar lo que quieras, me alegro que hayas obedecido.

- Si, respecto a eso, aún debemos dejar en claro algunas cosas del contrato, creo que está confundido.

- Y yo creo que eres una de esas tantas personas que no acostumbran a leer lo que firman – respondo sabiendo ya por donde viene.

- Está equivocado, sí que lo he leído – me dice molesta.

- ¿Y entonces qué es lo que no queda claro? – pregunto con una sonrisa.

- Que no tengo por qué dejar mi trabajo por ejemplo, que no puedo reunirme con usted siempre que quiera o que dentro del monto a deber no entraban los cambios que hizo sin consultarme en el hospital de mi padre. – explica.

- Veo que ser agradecida no es una de tus virtudes – le digo haciendo que se sonroje.

- No lo tome a mal, pero entonces le deberé mas y eso no fue lo planeado – responde.

- Eso no entraba dentro del préstamo lo hice porque quise, y respecto a lo otro creo que deberías leer la letra pequeña cariño – concluyo mientras camino a la cama, en serio necesito dormir, o al menos intentarlo.

- ¿De qué habla? – dice mientras camina hacia su bolso en busca de los dichosos papeles.

- Ven aquí – digo más fuerte de lo que quería – puedes hacer eso mañana.

- Realmente no me siento cómoda durmiendo con usted, por favor entiéndalo – dice

- ¿A estas alturas eso ya es irrelevante no te parece? Ven a la cama ahora no me hagas tener que repetirlo – digo incorporándome.

Obedece, aunque en contra de su voluntad y se mete a la cama cuidando de dejar una amplia distancia entre nosotros, la que por supuesto acorto tomándola de la cintura y pegándola a mi pecho. Hundo la nariz en su cabello y aspiro su dulce aroma, su piel es tan suave que sería un pecado no tocarla. Se remueve incomoda ante mi acción, pero la abrazo más fuerte para evitar que se aleje, duermo mejor con ella, o al menos esa es la justificación que me doy a mí mismo para no aceptar los sentimientos que empiezan a crecer en mi interior.

Mr FalconeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora