Capitulo 16:

26 6 0
                                    

ENZO

Otra noche solo y pensando en mi ninfa. ¿Donde podrá estar? La preocupación, la rabia y el sentimiento de culpa llegan a una. De pronto suena mi celular y es un número desconocido.

- ¿Señor Falcone? – pregunta un hombre por la línea.

- ¿Quién habla? – respondo cortante.

- Mike Jeckins señor, usted no me conoce, su prometida me pidio que lo llamara, perdone que lo moleste.  –

Comienza a parlotear el muchacho, pero yo solo pude escuchar que habla de Valentina.

- ¿Dónde esta? – digo poniéndome en pie y corriendo a la salida.

- En el Harlem señor, sufrió un accidente – continúa.

- Enseguida llego –

Voy en el auto con un cúmulo de sensaciones agolpándose en mi interior, deseo verla, pero no se como reaccionare cuando escuche de su boca por qué me dejo. Pero ahora solo puedo pensar en que esté bien, que mi hijo esté bien. Llego al hospital y corro a urgencias preguntando por ella. Me indican su habitación y corro por los pasillos, al llegar encuentro a un joven delgado, rubio, de ojos marrones y nariz puntiaguda afuera.

- Que bueno que llego, temía que no fuera su número , soy Mike... - comienza a hablar.

- ¿Dónde está ? – lo interrumpo con voz ronca.

- La está revisando el doctor aún , le hicieron una radiografía y ultrasonido para ver que todo estuviera en orden – responde.

- Dónde la has encontrado, que te dijo. Responde maldita sea – tomo al chico de su camiseta presa de la desesperación.

- Señor controlece por favor – interviene Tom sujetando mi brazo.

Suelto al chico que esta muerto de miedo y me mira con ojos de cordero.

- La encontré cerca de aquí, iba descalza y con un vestido arapiento y manchado de sangre. Se echo encima de mi auto cuando el semáforo cambio, no la vi, lo juro – dice excusándose – la traje al hospital y me pidió que lo llamara. Me dio su número y se desmayo, y bueno el resto ya lo sabe – concluye.

En ese instante sale el doctor.

- ¿Familiares de Valentina Rivero? – pregunta.

- Soy su prometido – respondo al instante – ¿cómo está doctor?

- El estado de la señorita es delicado, tiene un alto índice de malnutrición y por los resultados de sus exámenes parece que sufrió una amenaza de aborto hace poco – explica.

- El bebé... - digo con el pánico reflejado en mis ojos.

- Esta bien señor no se preocupe, pero debe guardar reposo, alimentarse y tomar unas vitaminas que le recete para recuperar el tono muscular y fortalecer al niño. La dejaremos en observación y mañana podrá llevársela – concluye.

- Espere, dijo niño ¿Es varón? – pregunto emocionado.

- Si señor, es un varón, con permiso – dice alejándose.

Ordeno a Tom que lleve al chico a casa para saber donde vive y luego poder mandarle una recompensa por ayudar a mi mujer. Entro a la habitación y me quedo boquiabierto. Ahí esta mi ninfa, tan hermosa como siempre a pesar de su delgadez y el estrago que esta causo en su rostro. Su vientre ha crecido una barbaridad, no puedo creer que casi me pierdo el nacimiento de mi hijo, pero ya tendrá tiempo de darme explicaciones. Me siento en una silla a su lado y tomo su mano mientras acaricio una de sus ahora pálidas mejillas.
Me quedo toda la noche con ella y en la mañana ordeno que traigan ropa para ambos. Estoy hablando por teléfono cuando siento que comienza a despertar.

- Pequeña, estas despierta – le digo acariciando su cabello.

- E... Enzo – abre los ojos – estás aquí, estás aquí.

Me abraza mientras llora desconsoladamente, para haberme abandonado parece muy contenta de verme. Aparto mis pensamientos, no quiero que la ira llegue y decir cosas de las que después podría arrepentirme.

- Estaba tan preocupado por ustedes – digo secando sus lágrimas.

- El bebé ¿cómo esta? – se remueve inquieta tocando su vientre.

- Esta bien amor, tendremos un niño – le digo sonriendo

- Oho dios mio – comienza a llorar otra vez.

- No hagas eso, dañaras a nuestro hijo – intento que se calme. – ¿por qué te fuiste Val? – pregunto sin poder evitar el reproche.

- ¿Que? No me fui, me secuestraron Enzo – responde con una expresión de sorpresar en su angelical rostro.

- ¿!Cómo !? Me llegó una carta tuya diciendo que no querías que nuestro bebe naciera en este mundo, luego empeñaste tu anillo y desapareciste. Te he buscado por cada rincón y no estabas – le cuento recordando esos duros momentos – me sentí perdido sin ti.
- Yo no hice nada de eso, lo último que recuerdo es a unos hombres raptándome de la clínica, luego me desmaye y desperté en un zulo asqueroso donde estuve hasta hace poco que casi pierdo a nuestro hijo – cuenta con una expresión de angustia en los ojos – luego de eso me trasladaron a una habitación y estuve ahí hasta que Davide... –

La interrumpo al escuchar en nombre de mi mejor amigo.

- ¿Davide? ¿El te ayudo a escapar? – pregunto intrigado y ella me mira con tristeza.

- Enzo, él fue quien ordeno que me secuestraran – dice mirándome a los ojos.

No puedo creerle, no puede ser posible, Davide nunca me haría eso, es como un padre para mi, ha estado conmigo en los peores momentos de mi vida, ha sido mi mano derecha, mi hombre de confianza, la persona en quien más confío.

- Debe de haber un error – sigo sin poder admitirlo – ¿estás segura que escuchaste su nombre?

- No lo escuche Enzo, hablamos. Quiere deshacerse de ti y de tu descendencia para tomar el mando de la organización – explica y sigo sin poder creer lo que escucho.

- Hijo de puta, voy a matarlo – grito desesperado y levantándome.

- Enzo no, espera por favor, no me dejes – me suplica con los ojos vidriosos.

- Nunca lo haría pequeña, tengo que encontrar a esa sucia rata, pero primero te dejare en casa – digo besando su frente – hare una llamada.

Me comunico con Marco y le ordeno que organice una operación de búsqueda para encontrar a ese mal nacido. Nora llega con la ropa y ayudo a Val a cambiarse para luego hacerlo yo. Llegamos a casa y preparo un baño caliente con sales para los dos. La ayudo a desvestirse a pesar de que está avergonzada con los cambios en su cuerpo, aunque para mi está más hermosa que nunca. Entra en la bañera y me hace espacio para que me coloque tras de ella. Tomo una esponja y voy restregando su pequeño cuerpo, su columna vertebral ahora sobresale motivo de su delgadez. Sigo con la parte delantera y cuando toco sus hinchados pechos suelta un suave gemido recostando su cabeza en mi hombro.

Voltea su cara y comienza a besarme . Le correspondo pero me detengo cuando veo que estamos subiendo de temperatura.

- Espera pequeña, me encantaría estar dentro de ti pero tienes que descansar – digo aguantando sus muñecas.

- Pero te deseo Enzo – responde tocando mi ya erecto miembro.

- Y yo a ti amor, no sabes cuanto, pero primero está tu salud, tienes que comer y descansar – le digo saliendo de la bañera.

La ayudo a salir y la envuelvo en una mullida toalla. Una vez en la habitación la dejo en la cama mientras le busco ropa. Tomo unas bragas de algodón blancas y las deslizo por sus piernas ante su avergonzada mirada y un pijama rosa para completar. Me acuesto con ella y le hablo mientras toco su cabello. A los pocos minutos siento como su respiración se relentiza, se ha quedado dormida. Mi pobre ninfa, debe de haber pasado cosas horrorosas, pero ya está en casa y a mi lado, y juro por Dios que no voy a permitir que nadie nunca la vuelva a lastimar.

Mr FalconeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora