Presente
— Entonces, vendré a recogerte a las dos para ir a la cita. — dice Jaemin. El auto está aparcado fuera de un edificio de tres pisos, la fachada del local es bonita, los tonos cremosos y cafés decoran la entrada, además de plantas que le dan un toque sencillo y elegante al lugar.
— La cita. — repite Renjun.
— Si. La tercera. — dice el menor emocionado. Frota sus manos y coloca una mano gentil sobre el vientre del mayor. Una sonrisa aparece en su rostro. Esta emocionado, emocionado por el bebé.
— ¿Injunnie, estás bien?— El rubio sale del trance que no había notado, estaba metido.
— Si... Solo que tuve un sueño raro anoche— miente a Jaem y se siente mal. No puede darle el Renjun al que está acostumbrado. Se ve como él, pero no es él.
— He oído de esos. Mi mamá dijo que son sueños de embarazo. — Ríe y mira por la ventana del auto. — Pero ¿Estás seguro de que estás bien?—
— Lo prometo. — dice el de cabellos rubios, inclinándose para dejar un beso en la mejilla del contrario. Se aleja para tomar la manija y abrir la puerta, pero entonces, Jaemin le toma de la mano y lo atrae hacia él.
— ¿Te vas así? ¿Eso es todo lo que tengo del precioso papá de mi bebé? —
Renjun abre la boca para decir algo pero el peli rosa rompe la distancia y le atrae para unir ambos pares de labios. El cuerpo del mayor se relaja ante el toque ajeno, como si ya estuviera familiarizado al toque del esté; y puede sentirlo cuando siente a su corazón martillear contra su pecho. La boca de Jaemin es suave y su lengua explora con familiaridad. La mano que está acariciando una de sus mejillas baja al mentón, después Jaemin muerde su labio inferior y Renjun deja escapar un jadeo.
— Nos vemos a las dos. — susurra el menor — Ten un buen día. Te amo, Junnie—
— Igual yo— Renjun se aleja con una sonrisa dibujada en el rostro y sale del auto.
...
Las primeras horas no fueron tan fáciles para el chico. Después de que Jaemin se despidiera de él y se asegurará de que entrara a la tienda, su mente se vio envuelta en un dilema. No sabía lo que debía hacer en primer lugar.
Pero por suerte, un vago recuerdo llegó a su mente, uno dónde tuvo que remplazar a su prima en su trabajo; ella trabajaba en una cafetería. Tal vez no era lo mismo, pero si que podía sacar provecho de algo de lo que aprendió.
Limpió los lugares indicados, sacó los postres de los refrigeradores y los acomodo en sus respectivos lugares (suerte de que en los estantes tuviesen pegados los nombres de lo que debían ir allí).
Poco después llegó una persona al lugar para llevar un pedido de galletas que ya había encargado y dejado pagadas el día anterior. Renjun solo recibió la notita y entrego el paquete al señor, suspirando de alivio al no tener que usar la caja registradora o cualquier otra cosa.
Mientras estaba sentado esperando a que alguien más llegará, el rubio había navegado por internet en la computadora del lugar, revisando sus redes sociales y los archivos de empleados para recopilar algo de información. Suerte que sus contraseñas no habían cambiado y había poca seguridad en la computadora.
Al parecer el Renjun de este mundo si había terminado sus estudios de preparatoria en China, pero en consecuencia, al mudarse a Seúl, había aplicado para la universidad del Sur en vez de la del centro. En este lugar curso la carrera de gastronomía, tomando al parecer un taller de baile y música; y fue en este mismo club dónde conoció a Na Jaemin, quién era unos meses menor que él.
