Capítulo 1

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Edo sabía más de duelos que de amor, mucho más. Así que le parecía absurdo que fuera él quien quisiese detener el sacrificio de Eco por Amon. A diferencia de los duelos, el amor debe ser desinteresado y reciproco, su padre lo amó de esa manera, Saiou antes de ser poseído, Judai lo hizo en cada uno de los duelos por sus amigos, inclusive supo de aquella ocasión en la que Ryo Marufuji perdió un duelo, entregando con ello una llave y su alma para salvar a su hermano. El ahora llamado Hell Kaiser, que por un tiempo sólo buscó victoria y dolor en un duelo, también le enseñó lo que era el amor.

Cuando creyó que era Saiou el que lo estaba utilizando, Edo se preguntó cuántas personas habrían sido afectadas y casi no le importó, hasta que miró uno de los duelos televisados de Ryo Marufuji. Había cambiado, no fue sólo su ropa oscura o los chockers en su cuello, sino la manera de tratar a su oponente y a sus propias cartas. Fue eso lo que le hizo acercarse al Hell Kaiser en el torneo GX, con la masoquista y absurda esperanza de remediar el daño que le hizo, pero el mayor de los Marufuji, ni si quiera se inmutó cuando comenzó a lanzar palabras hirientes. Luego lo vio lastimar a su hermano y confirmó que la derrota no sólo provocó su caída profesional, sino una más profunda. A partir de ese momento no le perdió la pista, por eso sugirió que fuera él el que intentara abrir el borde dimensional luchando con Johan, por eso no se despegó de él cuando notó su intención de ir a otro mundo y decidió caminar a su lado en medio de ese bosque lleno de espíritus de duelo, esto último, se dijo, era sentido de supervivencia.

No es cierto. Edo es capaz de admitir que no habría podido separarse de él. Si bien el hecho de que Ryo tuviera la fuerza para abrir dimensiones le pareció algo atractivo, después de mirar como Ryo apretaba su pecho y su rostro intentaba mantener escondida una expresión de dolor, cuando creía que nadie lo miraba, Edo decidió que algo no estaba bien y que no podía dejarlo andar por ahí solo. Marufuji, contrario a lo que creyó, no se molestó por ello, de hecho, en ocasiones le parecía que disfrutaba de su compañía. Tampoco es que le sorprendiera, Edo siempre había sido una persona carismática que resaltaba siempre en eventos sociales, lo que fue una sorpresa es que debajo de esa fachada sádica y seria, Marufuji fuera casi tan encantador como él.

Es cierto que en un principio Ryo no hablaba demasiado y sólo se oprimía el pecho siempre que le aquejaba algún dolor, nunca se atrevió a preguntarle la causa, pero era claro que se trataba de un mal humano, en lugar de uno sobrenatural y aprendió que en ese momento era mejor fingir que no había visto nada. Además sus conversaciones eran en su mayoría monólogos de Edo, a los que Ryo respondía con algún comentario sarcástico, sonido o movimiento de cabeza. Con el paso de los días las invectivas que mantenían se volvieron conversaciones juguetonas y amables. Como los excelentes duelistas que eran, no hizo falta que se sentaran a discutir estrategias, Edo encontró extraño que pudieran comunicarse sin palabras, aunque nunca le molestó. Así como ambos podían mantener conversaciones que a veces oscilaban entre el sarcasmo y la coquetería, también podían estar en silencio, comunicándose con alguna mirada que ambos entendían, quizá porque ambos tenían más en común de lo que esperaban, duelistas profesionales, talentosos, guapos, solitarios, un poco sádicos, sobre todo Edo y, sin duda, masoquistas, sobre todo Marufuji. A Ryo el dolor le provocaba una sonrisa, a Edo lo hacía la sonrisa de Ryo...Después de pensar esto, Edo cree tanto tiempo en ese mundo ya lo ha vuelto idiota.

En fin, después de todo no puede juzgar a Eco, porque sin habérselo propuesto él intenta ser un héroe, ya no sólo busca detenerla, también quiere parar lo que sea que Amon esté tramando, y si él pelea esa batalla, significa Judai podrá continuar con su búsqueda, y, aunque no lo diga en voz alta, que Ryo vivirá un tiempo más, por su puesto, así también evitaba verlo morir. Edo es lo bastante inteligente para no engañarse y sabe que Ryo no lo ve de la misma manera, así que sólo se ahorra tener que tragarse unas lágrimas que no podrá contener, además está tranquilo porque ahora están ahí Shou, Cronos y Judai, por lo que no tendrá que andar solo.

Edo sabía más de duelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora