Capítulo 7

57 9 0
                                    

- ¡Ataca, Ciber Dragón Final!

El monstruo, que había absorbido también los puntos de ataque de Héroe Visión Trinidad, desapareció ante sus ojos y con cada punto que perdían los adversarios, las comisuras de los labios de Edo se levantaban cada vez más, aliviado.

Sólo se descuidó por un momento ante la pareja que tenía enfrente de ellos- un hombre alto que apenas movía los labios y una mujer que le recordó a una muñeca de porcelana, ambos con ropas oscuras tan formales que ambos parecían haber salido de un cuento "o de un funeral"- cuando ella invocó al as que se equiparía con su héroe.

-Esto no te va a gustar, querido Ryo. - había sentenciado con una voz tan suave que apenas alcanzó a escuchar.

-No traerás esa horrible carta.

-Sé que la odias, pero a mi me encanta. -Ryo torció el gesto, aunque mantenía una sonrisa en su rostro- Invoco a la Mujer Vampiro en posición de ataque y activo su efecto que me permite equiparla con un monstruo de mi oponente cuyo ataque sea mayor, dile adiós a tu querido Visión.

Era extraño. Edo no sabía que Ryo era de los que respondían a sus adversarios, por lo general permanecía callado, apenas haciendo algún gesto. Sin embargo, podría ser que Edo no supiera mucho de él, después de todo, tampoco tenía conocimiento de que hubiera una carta que le desagradara. La sorpresa de ese breve dialogo le impidió que pudiera activar su carta de efecto rápido que negaba el efecto del monstruo de sus rivales y el ataque que prosiguió los dejó con apenas 300 puntos de vida. Supuso que había perdido un poco la compostura cuando escuchó que Ryo se aclaraba la garganta antes de regresar a su estoico gesto, usó su vinculo de poder, invocó a su dragón y aunque, terminó en el cementerio, recuperó su carta. En otro momento a Edo le habría parecido un acto romántico y quizá hasta le habría sonreído tontamente, pero continuaba demasiado aturdido.

Una vez terminado el duelo y con los hologramas fuera de él, sus rivales se acercaron a ellos de forma tan tranquila, que por un segundo creyó que flotaban sobre el piso.

-Excelente duelo. - dijo la mujer con un asentimiento mirando a ambos-Sigues siendo el mejor, Ryo.

Su acento marcado, contrastaba con su tono de voz suave y la miró levantar su pequeña mano para acariciar una de las solapas de Ryo e inclinar la cabeza, demasiado cerca de él para su gusto. Edo notó que su compañero se giró a verlo por un instante. La mujer abrió un poco los ojos y entonces lo soltó, dio un paso hacia atrás pegándose a su silenciosa pareja que se había pegado a ella como una sombra. Ryo lanzó un sonido parecido a una sonrisa y se colocó a lado de Edo.

-Sólo protegía a mi pareja

La mujer levantó las cejas.

-Claro... arriesgar tus puntos de vida, eso es lo que se hace por... el equipo. – su mirada se posó en Edo- Ha sido un placer, señor Phoenix, he escuchado mucho de usted... -notó que Ryo apretó un poco los labios y continuó- su fama le precede. Admito que me habría gustado ganarle.

El aludido quiso hacer un comentario sarcástico, pero había algo en ella que sólo le hacía sentirse adormecido. Demonios. ¿Acaso los duelos no pueden ser simples juegos, sin personas raras en ellos?

-Tal vez, la próxima. - dijo simplemente.

-Por supuesto, espero que se mantengan juntos... bueno, que participen de nuevo juntos. Habrá un torneo en los Cárpatos pronto, tal vez puedan venir.

Antes de que Edo pudiera agradecer la invitación, su pareja ya se había adelantado, hablando con un tono serio que no dejaba espacio para replicas.

-No lo creo, probablemente el señor Phoenix estará ocupado. Sin embargo, quizá podría ir con Shou.

La mujer ladeo la cabeza y frunció el ceño como si no comprendiera.

Edo sabía más de duelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora