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Una semana había pasado rápido, en este momento el rubio se encontraba manejando hacia su casa con la compañía de cierto peliverde, sí, ya le habían dado el alta.

Izuku sólo se limitaba a ver por la ventana, era un ambiente un tanto incómodo y lo último que quisiera es tener contacto visual con el rubio.

El viaje fue silencioso, hasta que Izuku decidió romper el hielo.

—Entonces ¿tú y Kirishima....?

—¿Qu-?¿Acaso me ves con cara de ser el pasivo? NO, NO, NO ¿Qué idioteces te dijo ese imbécil?

—Que estabas enamorado de él y toda una historia de amor detrás.

—Oh, jodido imbécil, sólo estaba jugando contigo—decía mientras soltaba una pequeña risa por la ocurrencia del pelirojo—él y yo somos amigos desde hace tiempo.

Izuku sólo se quedó viendo el rostro de su acompañante, era extraño pero lindo verlo sonreír, usualmente tenía cara de que quisiera asesinar a alguien.

El ambiente se hizo más ameno y siguieron con el recorrido con menos tensión, hablar de trivialidades con él, era agradable.

—¿Crees en el amor?

—El amor sólo es superficial, no hay tal cosa como el amor y si es que lo hay, quiero que alguien venga y me dé una bofetada dándome pruebas contundentes. Siempre he pensado que el ”amor"—hacía comillas con sus dedos—es sólo cosa de costumbre. Hace apenas una semana seguía comprometido con una mujer avariciosa y que jamás "amé", era un compromiso arreglado, el amor no es real Izuku, nada es real.

—Pero si el amor no es real, ¿Qué hay de todas esas historias que se han contado al paso del tiempo, los poemas y demás?

—Sólo son idioteces que se le ocurrieron a un idiota sin quehacer, incluso este momento y acciones que hemos hecho podrían ser parte de alguna simulación o de algún tipo de historia de una persona sin quehacer y no lo sabríamos—dijo divertido chasqueando la lengua—dime, ¿tú crees en el amor?

El de cabellos largos se quedó pensando por un momento murmurando casi inaudible, hasta que luego de una mirada un tanto extraña del pelicenizo lo trajo en sí.

—Tiene sentido lo que dices pero aún así, me emociona la sola idea de pensar que todos tenemos nuestro hilo rojo, aquella persona especial y el despertar los sentimientos tan puros de las personas uniéndose, no lo sé, me parece lindo el saber que podríamos tener una persona destinada. El amor me parece de las cosas más increíbles—dijo con una notable emoción—.

—Izuku, eres todo un caso—decía dándole una pequeña y fugaz sonrisa—.

—Izuku, eres todo un caso—decía dándole una pequeña y fugaz sonrisa—

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Llegaron a casa del mayor.
El rubio, salió del auto y se dirijo a la cajuela para sacar la silla de ruedas.
Izuku se quedó sentado en el asiento esperándolo.
Minutos después ya estaban dentro de la casa, Bakugou sosteniendo la silla de ruedas e Izuku viendo el interior de la casa con una expresión de asombro en el rostro.

Sea quien sea, sálveme por favor. [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora