Capitulo I.

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¿Qué hace Stiles en aquella fiesta? Ni el mismo lo sabe, solo siguió la invitación de Lydia ¿Cómo se siente en ese lugar? Para ser sinceros, siente que no combina para nada en ese sitio, a la mayoría de las personas allí únicamente las vio en ciertas ocasiones en el instituto ¿Debería irse? Es una opción, si tan solo su jeep no estuviera en el mecánico, y su padre a veinte kilómetros de allí... lo único lógico que le queda por hacer es seguir la corriente de los demás y embrutecerse con alcohol hasta que olvide su propio nombre... lástima que no es fan del alcohol. En esos momentos el pecoso, como cualquier adolescente púber, aunque ya no lo era, cree que su vida es una mierda, lo único que le queda por hacer es esperar hasta que algo anime su noche y eso es como esperar un tren en un aeropuerto. Stiles suspira ruidosamente, mirando el reloj en la pared y nota que apenas son las 10 pm. Y quiere gritar de aburrimiento; las personas pasan frente a él, algunas conversando, otras besándose o bebiendo; por fortuna la mayoría de las personas en la fiesta son betas, y no desprenden feromonas o si no la noche de Stiles sería peor.

Pero el colmo de todo es que ninguno de sus amigos se encuentra allí; la mayoría tenía algún compromiso, Scott algo en la veterinaria, Malia cosas de "padre e hija" con Peter, Derek... bueno él no sabía muy bien que hacía desde que se distanciaron y así sucesivamente, incluso Lydia, que fue quien lo invito no pudo asistir. Stiles lo piensa bien, y ni siquiera sabe de quién es la fiesta o la casa en general. Otro suspiro sale de la boca del peli castaño, y se desparrama en el sofá, con los ojos puesto en las manecillas del reloj. Así permaneció unos treinta minutos de esa manera, hasta que una mano que le ofrecía un vaso se posó frente a sus ojos.

-Hola lindura ¿Por qué estás tan solo? - Stiles tarda unos segundos en reaccionar, pero alza la vista, topándose con los ojos ambarinos de una chica; Stiles no la conoce, jamás la ha visto en Beacon, y esos ojos le dan una vibra extraña, como si los hubiese visto con anterioridad. Intenta pensar en que decir, pero la chica lo interrumpe rápidamente, como si leyera su mente.

- Tranquilo, solo venía a darte un trago. No te preocupes, no tiene alcohol es solo jugo. - En un abrir y cerrar de ojos la chica le entrego el vaso y se fue de allí, sin más. Eso extrañó a Stiles, quien se quedó viendo a la cabellera pelirroja de la chica desaparecer entre el tumulto. Una vez desapareció, el pecoso observo el vaso, acercándolo a su nariz, sintiendo únicamente el olor de la naranja en este. Sin necesitar más, Stiles se encogió de hombros y se lo bebió de un solo trago, ignorando el sabor superdulce de la sustancia, volviendo a su posición anterior.

Cinco minutos después... bueno... había un Stiles agitado gritando como loco entre un tumulto de personas, bailando y restregándose con cualquiera, y tal parecía que gracias a él la fiesta se había alegrado más. En aquel momento bailaba junto a una chica omega, que tenía los mismos ojos ambarinos que la anterior, pero estaba demasiado intoxicado como para notarlo; los movimientos de ambos era más una escena de sexo obsceno con ropa, cambiado las posiciones de vez en cuando, y soltando uno que otro grito eufórico, nada serio al menos en esos momentos. En cuanto a las personas a su alrededor les prestaban menos atención con el pasar de los minutos, algunos ya adentrados en su objetivo de la noche: tener sexo, y otros demasiado intoxicados como para concentrarse en un solo punto.

Quince minutos después, Stiles ya no se encontraba en la pista de baile, se había fugado junto con la omega a besuquearse en algún rincón; se habían escondido tras unos arbustos altos y se besaban con ferocidad, ambos rojos como un tomate y esparciendo sus feromonas por todos lados, las manos de ambos exploraban el cuerpo del otro, con necesidad, casi como si estuviesen en celo.

- ¡Ngh! Es- espera- gimió la omega, colocando sus manos en el pecho de Stiles empujándolo levemente, el contrario se detuvo un poco desorientado, y aun sin comprender nada, la omega se acercó a él y sin previo aviso mordió su cuello. Stiles gimió de dolor y placer, sintiendo como los dientes de la contraria se incrustaban en su piel y comenzaban a arder, con un calor que se extendía rápidamente.

Stiles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora