Capítulo VII

95 7 0
                                    

Unas cuantas horas después de los sucesos y la visita de sus amigos, Stiles se encontraba viendo detenidamente su teléfono, revisándolo por costumbre, sin encontrar nada que llamara su atención. Y fue hasta que su padre le sacó de su mundo que dejó el teléfono. 

-Stiles, hoy iré a una reunión de oficiales retirados a las afueras del pueblo ¿Crees poder estar solo? ¿Te sientes bien?- el nombrado observo a su padre, con una sonrisa en sus labios, pues comprendía, a medias, la preocupación de su padre. Stiles sin dudarlo respondió con un tono tranquilizador.

-Estoy bien, no te preocupes por mí, es más, estoy mejor que nunca.- dijo con entusiasmo el omega, regalándole una sonrisa sincera a su padre, y este, a regañadientes, se retiró a su reunión, no sin antes decirle a su hijo "Si necesitas algo no dudes en llamarme". Verdaderamente, Stiles creyó que aquello no era más que la rutina de ser padre, y no pensó necesitar ayuda porque ¿Para qué la necesitaría? Luego de que su padre se retirara, Stiles decidió ir a dormir, después de todo la mitad de su madrugada le había sido arrebatada. Mientras el omega subía los escalones, no podía evitar sentirse más y más cansado, al punto de ser casi incapaz de mantener sus ojos abiertos cuando estaba frente a su habitación, y como pudo se las arregló para llegar a su cama y caer como árbol recién talado. Y estaba a punto de llegar a la quinta dimensión del sueño, cuando una odiosa sensación pinchante anunció su presencia en su vejiga, el omega quiso ignorarlo, pero era imposible. De mala gana se levantó de la cama y con los ojos cerrados hasta llegar al baño, donde orino con los ojos cerrados, pero para su enorme desgracia, sus ojos se abrieron, y un pequeño destello de luz cruzó por sus ojos, y así como llegó, su sueño se fue.

Stiles maldijo a todo lo habido y por haber, pero aun así su sueño no regresó y como última despedida, un bostezo hizo del último adiós. Entonces se dispuso a observarse en el espejo, solo por mera costumbre, y todo hubiese estado bien, si Stiles, no hubiese observado aquel líquido negro y fétido, deslizándose por las comisuras de sus labios. Stiles llevó su mano rápidamente a su cara para verificar si aquello era real, y así fue, el líquido se resbaló entre sus dedos hasta llegar casi a su codo, y cuando Stiles sintió el olor a muerte de dicha sustancia, una arcada se hizo presente con brutalidad, y mucha de aquella sustancia salió a montones desde la garganta del omega. Vomitó 7 veces seguidas, sin descanso, y los músculos de su abdomen se sentían destrozados, hasta que al final pudo respirar, se observó una vez en el espejo, y esta vez abrió su boca, y fue como si su alma dejara su cuerpo cuando miró uno de sus dientes desprenderse como si nada.

El omega quiso gritar, gritar con todas sus fuerzas, pero nada salía de su garganta, solo un susurro lastimero, mientras sus demás dientes se desprendían seguidos de la sustancia negra. En un momento de desesperación, el omega tomó sus dientes del lavado con una mano, mientras tapaba su boca con la otra, y salió del baño y de su habitación lo más rápido que pudo, en busca de una de las puertas principales de la casa, él necesitaba ayuda urgentemente, pero la prisa le cobró la cuenta una vez más, y rodó por las escaleras sin piedad. Sus dientes se dispersaron, y Stiles quedó tendido al pie de los escalones. El castaño trató con todas sus fuerzas arrastrarse, pero no lo logró, solo logró quedar boca abajo, con la vista en la puerta principal. Y su vista comenzó a desvanecerse, pero logró observar como la puerta se habría y entre sombras borrosas algo se acercaba a él, y sus ojos se apagaron, pero sus oídos captaron una última conversación antes de ceder.

- Su corazón pronto dejará de latir, llévalo a su cama, yo limpiaré el desastre.- y el cuerpo del omega finalmente falló.

Stiles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora