Capitulo III.

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Stiles salió de su habitación, en un paso demasiado tranquilo, mientras pensaba en los ojos de aquellas chicas, comparando aquel color tan vivo con el de las criaturas sobrenaturales; si bien no descartaba la idea de los lobos beta, hasta cierto punto los Kitsune tenían cabida en sus comparaciones, incluso los hellhounds, pero había algo que no cuadraba, un tono difuso entre las pupilas algo que  le transmitían una sensación tan extraña y en gran medida conocida. El pie de Stiles piso mal el ultimo escalón y le arranco brutalmente de sus pensamientos, cuando reacciono su cabeza estaba a centímetros de estrellarse con los escalones superiores, y fue así, sin mas, un golpe que emitió un ruido sordo y llevo a Stiles a la inconsciencia.

Casi dos horas después, Stiles despertaba entre una extraña bruma que le cubría el cuerpo, y no solo metafóricamente, literalmente una niebla espesa rodeaba el cuerpo del pecoso; y el pelicastaño se encontraba demasiado confundido para notar tal evento; los ojos color whisky se abrían lentamente, con pesadez y motas del dolor incesante  que comenzaba a notarse en la zona occipital de su cráneo. Lentamente Stiles  incorporo la parte superior de su cuerpo, apoyándola en la pared, y sin esperar mas llevo su mano a tantear la zona del dolor, cuando su mano hizo contacto le provoco un dolor extrañamente desconocido, algo entre un escalofrío y el dolor. Masajeo su cabeza unos momentos, antes que la puerta se abriera, dejando ver al sheriff tras ella; en ese momento la bruma se esfumo a la velocidad de la luz al igual que el dolor de Stiles, dejandolo como si nada hubiese pasado.

- ¿Hijo? ¿Te encuentras bien?- pregunto el sheriff, al ver a Stiles a los pies de la escalera. El nombrado reacciono y vio a su padre de pie en la puerta, Stiles, sin saber el mismo que había sucedido exactamente, comento lo primero que llego a su mente.

- ¡Si! bueno no... ¡Quiero decir, si! solo estaba, eh... ya sabes, asegurándome que las escaleras aun se mantengan cómodas para sentarse... - Stiles se mordió el labio inferior y esquivo la mirada de su padre, quien, no muy convencido con la explicación improvisada, alzo las cejas de manera interrogatoria.

- ¿Seguro?- el sheriff definitivamente no le cree a Stiles, pero, sinceramente, ya se había adaptado a lo extraño que rodea a su hijo, y lo extraño que el pecoso  podría llegar a ser; solo quería hacer un confirmación básica.

- Si.- respondió Stiles sin titubear, mirando a su padre directamente a los ojos, el sheriff entrecerró un poco los ojos y cambio el tema.

- Esta bien, traje batidos de frutas.- John agito la bolsa que llevaba en su mano derecha, llamando la atención de Stiles, quien sin esperar mas se incorporo yendo directo a su padre.

El pecoso tomo la bolsa  y su padre entro completamente en la casa, y una vez  dentro, cerro la puerta, ambos se dirigieron a la sala. Una vez que ambos tenían sus batidos, comenzaron una charla, en continuación a lo poco que no hablaron en el regreso del Stilinski menor. Hablaron un poco sobre lo que Stiles tenia pensado hacer antes de su regreso y entre tanto, el sheriff recordó la fiesta de su hijo.

- ¿Qué tal estuvo la fiesta?- la pregunta tomo a Stiles por sorpresa, y por poco y se atraganta con su bebida; el pecoso intento responder lo mas normal posible, pero el problema es que lo que había sucedido en la fiesta no era para nada normal.

-Todo bien... digo, nada fuera de lo normal, incluso un poco aburrida.- el sheriff se mantenía observando atentamente a su hijo, y si la vista no le fallara, hubiese notado el pequeño rubor en las mejillas blanquecinas de Stiles; en cambio el pelicastaño trato de disimular su mentira lo máximo posible, y la verdad mezclada le ayudo un poco.

- Supongo que Lydia te ayudo a reconocer algunos rostros ¿no?- John tomo un sorbo de su batido, y observo a su hijo, quien, viendo su bebida, respondió con un "si, claro" con motas de sarcasmo. El sheriff entendió que  su hijo le ocultaba algo, pero honestamente no quiso saber mas a fondo, probablemente era algo leve y Stiles se avergonzaba de ello, después de todo el pecoso ya era mayor y debía saber como manejar su vida; vaya que se equivocaba.

Stiles, para abandonar un poco el tema, decidió preguntar por Parrish y su trabajo como nuevo sheriff, y ese fue como una puerta a mas de una hora de charla sin parar, ni titubear; solo el sueño pudo ganarle a John Stilinski. Aproximadamente tres horas después, y algunos cuantos bocadillos, Stiles arropaba a su padre en el sofá, mientras el restregaba sus propios ojos, un poco cansado por la agotadora charla, porque ¿Quién dijo que charlar no agotaba? "Necesito cafeína" pensó y seguidamente el pelicastaño se dirigió a preparar un poco de café; mientras caminaba hacia la cocina, pensaba en donde debería comenzar a buscar información sobre aquellas extrañas chicas.

Una vez en la cocina, Stiles comenzó a preparar su café, un poco sumido en sus pensamientos, divagando en su grimorio mental, averiguando que podría asemejarse al tono de aquellas iris tan peculiarmente extrañas; pero por alguna razón no podía concentrarse totalmente, cosa que vinculo a su cercano celo, sin recordar del todo la bebida seguramente adulterada que le ofrecieron. Tomo su café, y se dirigió a su habitación, tomando sorbos de su bebida; ignorando el creciente coagulo mental que atascaba sus pensamientos, y su sangre igualmente.

Stiles comenzaba un proceso silencioso, y que lo golpearía como un tren a toda marcha.


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