Capitulo 11

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Solo con un beso

Había pasado toda la tarde con Meg acompañándola en sus actividades con los jóvenes a los que estaba atendiendo por institución, me pidió que tomara fotos para el informe y la ayudara con los donativos. Me reí mucho con las preguntas atrevidas que le hacían los chicos pero ella respondía sin escandalizarse. cada vez me sentía mas y mas asombrado de ella, era tan hermosa para tratar con los chicos y ocuparse de la sociedad de una manera como si sus problemas fueran los suyos.

Al salir le pregunte si quería que la llevara en mi auto pero ella me respondió que quería caminar, así que emprendimos el viaje y ella sonreía explicándome algunas cosas de la charla, hasta canto la estrofa de una canción que le gusta, y me enamore mucho mas, nunca la había escuchado cantar y tiene una voz hermosa, todo de ella es perfecto, si no era así ¿de que otra manera podría ser?

Me despedía de ella cuando mi corazón comenzó a palpitar a mil por horas, se sentía como si estuviese manejando un auto a toda velocidad y no pudiese controlarlo, cuando me di cuenta estaba muy cerca de ella, respirando en su boca, ella sonrió y eso me hizo sentir seguro, así que la mire a los ojos y sin mediar palabra la bese. ella cerro sus ojos y yo también, no se si duro mucho pero para mi fue como si la noche se detuviera en sus dulces y carnosos labios.

Al terminar ella me miro con las mejillas rosadas y sus ojos brillantes, no podía apartar la vista de ella así que la tome por la cintura y esta vez le di una beso mas largo y acalorado, se que la gente pasaba a nuestro alrededor y nos observaba pero eso no parecía importarnos a los dos, sentía que estos besos eran sinceros, que eran con el alma, ella me abrazo y nuestras lenguas jugaron una encima de la otra sintiendo su rostro frio entre mis manos calientes.

Ella me miro sonriendo y en un segundo la vi marcharse diciendo nos vemos mañana.

Feliz y decidida Dulce Desastre IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora