—¿Cómo se supone que voy a encontrarlo?, No tengo idea alguna de por dónde comenzar a buscar —dejo caer mi cabeza sobre las piernas del rubio
—Yendo al lugar donde lo viste por primera vez —lo veo reír, ¿Acaso le divertía verme así?
—¡Oh vamos!, ¿Piensas que no lo he hecho?, Chris, llevo un mes rondando la puta esquina con la esperanza de verlo nuevamente —ruedo los ojos cansada, no me estaba ayudando
—No entiendo tu obsesión, es decir, jamás te había visto tan interesada en nadie.
—Es que no es "Nadie", el es... ¿Cómo decirlo?, Perfecto, lo quiero para mi —sonrió recordando su mirada, tan adorable
—De acuerdo, te ayudaré, solo porque te veo muy ilusionada. De una vez te advierto, como te haga llorar, ese imbécil va a perder el encanto —aprieta mi nariz con la última palabra pronunciada
—Sabes que no me dejaría. Soy una chica Beast, a nosotras no nos rompen el corazón, nosotras rompemos corazones —sonrió con mero orgullo
—Lo sé, es solo que no me atrevo a pensar que podrían hacerte llorar. Es tu primer amor, me pone de nervios que pueda jugar contigo.
—No lo hará, porque si lo hace, tu vas a comprarme helado, ¿Cierto? —agito mis pestañas largas
—Claro que si Vene. Pero personalmente iría a romperle la nariz, nadie se mete con mi hermana.
—Te amo horrores, Chris. No podría vivir sin ti.
Me levanto de un salto y me apresuro a envolverlo en un abrazo fuerte, que apenas es capaz de responder. Ambos caemos al suelo, riendo por mi fuerza bruta.
—Nada, soy tu todo.
Y era cierto, Chris era mi todo.
[…]
La música sonaba lo suficientemente alto, mientras un par de burlas escapaban de los labios de mamá y papá, ellos eran tan escandaloso cuando salíamos con sus amigos, jugar billar y apostar, era su pasión, nunca perdían y por tanto, su ego estaba sobre las nubes.
Habíamos hecho equipos de tres, si hay algo que era cierto, era que, nosotras, las mujeres queríamos demostrar que podíamos ser grandes si queríamos, éramos Diosas y los demás quedaban cortos. Una apuesta de $1000 se puso en juego, se la llevaría el equipo que logrará meter todas las pelotas antes.
Hasta ahora el marcador iba:
Hombres| 4 | 6 | Mujeres
Y es que la suerte estaba de nuestro lado hoy. Me encantaba pasar tiempo con estos cinco, siempre tan accesibles a todo, sabiendo perder y ganar.
—Vas a perder Kopelioff, ya veo ese dinero para mí
Armando, un chico de cabello oscuro y pálido se apresuro a reír antes de que la pelota entrara, y eso fue antes, porque ni si quiera alcanzó a llegar a la mitad.
—¿Que decías?, ¿que ganaste el dinero para mí?, ¡Lo sé, lo sé!. Se que me amas en secreto —acomode una mano sobre la mesa y con la otra sostuve el taco
—Estoy vuelto loco por ti. Pero cuidado, yo soy del pueblo —me guiña un ojo
—¡Por satán!, eres de cuánta chiquita te las pone en bandeja de plata. Quien sabe que clase de enfermedades ya tengas, ¡Asco! —Ramsey, una pelinegra, le avienta con odio y sarcasmo
—Lo dices porque estás enamorada de mi. Solo que aún no te atreves a decirlo en voz alta. Te entiendo, es decir, soy el más guapo de nosotros —toma un trago de la cerveza que tenía
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Cierra los ojos
Storie d'amoreMi hermano solía decir: solo cierra los ojos un momento, y cuando los abras, todo estará bien. Sin embargo, se equivocó, porque cuando los abrí, lo había perdido todo... Obra registrada en Safe Creative. Se prohíben adaptaciones.