Me gusta ir a un metro concurrido, o una plaza si es que la encuentro, que sea un punto de encuentro bastante conocido entre personas.
Me gusta ir a estos lugares y ver tantos rostros atentos, buscando, impacientes, esperanzados de encontrar pronto al alma ajena que viene en su búsqueda.
Me gusta ir, sentarme y fingir que espero a alguien, aunque sí, espero a alguien, pero no sé su nombre ni reconocería su rostro.
Me gusta unir personas con la vista, prediciendo quién se encontrará con quien, y más me gusta acertar.
Me gusta que los esperanzados me consulten la hora, cuando ya ven que se hace tarde, como si su reloj estuviera malo, buscando excusas para la tardanza.
Me gusta de vez en cuando ver a alguien que podría encontrarse conmigo, que se acercara y nos fuéramos juntos.
Me gusta irme tal y como llegué, solo. Me gusta porque significa que podré volver de nuevo a encontrar a alguien, aunque sólo termine encontrándome a mi entre la multitud.