Primer Amor (LanexHyuga)

De ahora en adelante.

Hyuga tenía que admitir algo; Lane no le agradaba en lo más mínimo. Por más cruel que sonara, de todos modos él no era un angelito y fácilmente, cuando una persona se comportaba de esa manera, podía llegar a repudiarla, como era el caso.

Había intentado llevarse bien con él un par de veces, desde que se conocieron en la isla del demonio Lui Shirosagui. Cuando el aguacero que se soltó impidió su duelo y hablaron mientras esperaban a qué pasara o cuando quiso hacer su buena obra del día al prestarle su lanzador ya que Lane rompió el suyo por no medir su fuerza.

Y claro, que este último terminara por no aceptar su ayuda y además ser un grosero, tirándole lejos.

¡Oh! También el día en que les tocó de compañeros en la tercera ronda del festival legendario. Donde, por supuesto, volvió a menospreciar su ayuda.

Simplemente no le hallaba el gusto todavía. Siempre que intentaba acercarse él, o le gruñía o le decía que era basura, tanto a Hyuga como a su hermano mayor.

Entonces, era obvio que iban a reaccionar de esa manera cuando, al concluir con uno de los entrenamientos que realizaban en el club de los bombers, por las últimas rondas del festival de leyendas, Lane se apareciera frente a ambos hermanos.

Su amenazante presencia hizo que tanto él como Hikaru dieran unos pasos hacia atrás mientras lo observaban con molestia y sorpresa.

Harry se asomó por uno de los hombros del peli rosa, simplemente para saludar a ambos niños con un gruñido, a lo que ellos no respondieron por estar más ocupados en cuestionar la presencia de Lane ahí.

—¿¡Lane!?—exclamaron al unísono todos los miembros del club.

—Asahi Hyuga, exijo hablar contigo—demandó el chico, moviendo violentamente una de sus manos para señalar al mencionado e ignorando a los otros.

—¿Yo?—inquirió el peli rojo, extrañado, al igual que sus compañeros. Todas las miradas fueron hacia él un momento.

Ingenuamente, Hyuga empezó a avanzar hacía él, resignándose a cumplir sus exigencias, ¿Qué mal podría hacer? Antes de que su hermano pusiera una mano frente a él para detener sus pasos.

—¿Para qué?—exigió saber Hikaru. Activando su instinto de hermano mayor, aunque en realidad lo hubiera hecho cualquiera; ¿Ya mencioné que Lane no les traía nada de confianza? A ninguno de por ahí, en realidad, ¿Quién les aseguraba que no le haría lo mismo que a Ranjiro?

—Eso no es de tu incumbencia—respondió el peli rosa hacía Hikaru, con un tono de desprecio absoluto, logrando que el chico simplemente pasará saliva por su seca garganta, sin quitar sus ojos de la figura de Lane.

Con ello reforzó aquella corazonada que le gritaba: "¡Es mejor irnos por otro lado!".

—Vámonos...—musitó, tomando el brazo de Hyuga, empezando a avanzar en otra dirección.

—¿Eh? Pero, Hikaru-...—respondió el niño extrañado, volteando detrás de él hacía Lane. Este le regresó una mirada fulminante, lo que lo hizo retractarse y seguir a su hermano sin rechistar.

No dieron ni cinco pasos cuando el peli rosa ya estaba jaloneando a Hyuga del brazo para llevarlo con él.

—¡Suéltalo!—demandó Hikaru haciendo lo mismo, intentando atraer a su hermano hacía él, y salvarlo de las garras del peli rosa, por supuesto, con la ayuda de Raika y los otros.

—¡Suéltalo tú!—respondió Lane, aprovechando que tenía mucha más fuerza que ellos. En aquel juego infantil, obviamente tenía la ventaja.

—¡Déjenme todos!—exclamó Hyuga, casi sintiendo que le quitaban las extremidades.