Primer Amor (LanexHyuga)

Periodo sombrío

¿Las personas brillan?

Pocas veces en su vida, había formulado preguntas en su mente que probablemente sonarían extrañas y sin sentido para otros, pero que para él tenían cierta lógica atorada en lo más profundo. Como era el caso.

Lane tenía una interrogante carcomiendo su interior, misma que le robaba las horas de sueño dejándole pasar las noches en vela, así como mantenerlo absorto durante el día y también un poco irritante.

Lo peor de todo era que al parecer nadie podía entenderlo cuando de casualidad llegaba a mencionar algo al respecto. Y con nadie, se refería a Shu concretamente, que, cuando le pregunto acerca de ello este pensó que se trataba del mismo resplandor del que quería salvarle, el mismo que vió en aquella competencia estadounidense cuando se conocieron.

Pero no, no estaba hablando de la tan afamada llamarada que poseían una cantidad reducida de bladers. Ese y este brillo, tenían diferencias evidentes. Y una de ellas era que escogía un horario específico para hacerse ver y rodear de manera casi angelical, a una persona. Es que literal, resultaba hasta cegador cuando envolvía la figura de Hyuga.

¿Cómo empezó? Es una que todos se saben.

Fue aquella vez que se dispuso a derrotar a Lui Shirosagui, encontrándose con ese lindo peli rojo en el camino. Aunque inicialmente le había tomado la atención común de las personas a una mota de polvo, más pronto que tarde, Hyuga cautivó su mirada.

Era extraño, Lane no recordaba que su pulso cardíaco pudiera alcanzar niveles hasta peligrosos con sólo mirar a una persona, sentirse emocionado al ser parte de sus sonrisas, con perderse en su mirada y que los nervios destrozaran todas las barreras impuestas. De hecho odiaba el contacto visual, odiaba todo eso y sin embargo, no lo odiaba cuando se trataba de Hyuga.

Probablemente el peli rojo estuviera pensando que le desagradaba, que no lo quería cerca y que repudiaba su presencia por sobre todo, pero en realidad no, era hasta chistoso, porque le gustaba tanto, que ni siquiera sabía cómo reaccionar a las constantes explosiones de nervios. Y la única neurona que funcionaba en esos momentos era la que precisamente actuaba por impulso.

—¿Así que seremos compañeros, eh?

Oh, no. Ahí estaba de nuevo.

Luego de anunciarse la tercera ronda del festival de leyendas, maldijo y le deseo bendiciones, al mismo tiempo, a quien fuera aquel idiota detrás de la organización de los equipos, ¿Por qué? Porque le había tocado con Hyuga.

Ahí era cuando se preguntaba… ¿Por qué demonios, de todas las personas en el mundo, había sido aquel niñito torpe? No había nada especial en él, era simple y sencillo, ni muy listo pero tampoco sobrepasaba los niveles de estupidez, dulce, confiado y bastante amable. ¿Por qué?

Hyuga esperaba una respuesta a ello. Su sonrisa descolocó los sentidos del peli lila, quien puso a carburar su cerebro lo más rápido que pudo para poder decir algo.

¡Huye!

Y eso fue lo primero que salió.

—Sólo no me estorbes.

¡Felicidades! Lo había arruinado…