En cubierto

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—¿¡Tú otra vez!?

El grito que claramente demostraba fastidio, autoría de Hikaru, logró sacar a Hyuga y a todos los demás de la poca concentración lograda antes de que el peli rojo lanzara a Hyperion en el estadio. Estaban entrenando, ya que se acercaba un duelo demasiado importante para ellos, así que tenían que estar preparados, pero todo se fue por el caño cuando escucharon que la puerta del lugar se abría dejando pasar a cierta figura ya conocida y hasta de sobra por los presentes.

Lane irrumpió otra vez en el territorio de los bombers, con su característico semblante serio e intimidante, y Harry en uno de sus hombros, más tranquilo de lo que se le había visto antes. Incluso dejó pasar el gruñirle a todos como usualmente haría.

Hyuga no sabía ni porqué estaba sorprendido, si más que obvio estaba el hecho de que aquello iba a repetirse. Tal vez pensar en sus oponentes del torneo y el desempeño de estos no le dejaba más espacio en la cabeza para aquel gran compromiso en el que se veía envuelto desde el día anterior, y si no fuera porque Lane estaba casi frente a él en ese momento, ni siquiera lo recordaría.

Al ver el escándalo que se armaba por los reclamos de su hermano mayor, los otros suspiraron un tanto fastidiados de aquello. Al menos así era por parte de Rantaro, que estaba más que dispuesto a intervenir, además del mal humor por haber interrumpido sus entrenamientos también reinaba el miedo de que se llevarán a Hyuga otra vez.

Hyperion dejó de moverse sobre la arena, y para ese punto, Hyuga ya se había acercado hasta la puerta para encarar a la "inesperada" visita.

—¿Qué estás haciendo aquí?—inquirió con tranquilidad, llegando y colocándose a la par de Hikaru, que simplemente volteó a observarlo como si estuviese loco.

—¡Oye! Estamos un poco ocupados aquí—intervinó Honcho, colocando una mano en el hombro de los dos hermanos, respectivamente. Sin embargo, Lane ignoró su comentario para dirigirse a Hyuga.

—Vine a buscarte—respondió, dando un paso hacia el peli rojo.

Rantaro sintió un tic en el ojo, también un tanto dolido.

—¿Qué? ¿Para qué?—Hyuga pareció confundido ante lo dicho por Lane. En realidad, él creía que ahí acababa todo, aceptar y esperar a que las cosas que tenían que pasar, pasarán, terminando en un desastroso final para el ojí amarillo, donde su relación, por una u otra variable, no tuviera más esperanzas y se disolviera. No esperaba verlo nuevamente más que cuando fueran a enfrentarse.

Para ese punto, Hyuga ya había deshecho el agarre que Rantaro ejercía en él, reduciendo poco a poco la distancia de unos cuantos pasos entre su cuerpo y el de Lane.

—Porque quería verte, Hyuga—contestó el antes mencionado, estrechando al chico en un abrazo fuerte, pasando sus manos por la pequeña cintura de Hyuga, siendo rápidamente embriagado con su olor.

La mente del niño quedó en blanco cuando sintió aquello, congelándose instantáneamente, y pareciera que a los otros les pasó lo mismo, por las caras de incertidumbre que claramente decían: "¡¿Pero qué mier-...?!".

Su cara adquirió variables tonos de rojo en cuestión de segundos, y casi como única alternativa para soltarse, despejando los pensamientos de los otros, y en el proceso, sintiéndose juzgado, terminó rompiendo la burbuja de Lane, cuando insertó un golpe sobre la cabeza de este último.

A consecuencia del dolor del impacto, Lane se separó enseguida, mirando mal al chico aunque también bastante consternado, ¿Había hecho algo mal?

—¡¿Qué demo-...!?

Sin embargo, Hyuga no le dejó ni preguntar si quiera, empujándolo hacia la salida.

—¡V-vamos, tenemos que hablar, ¿Si?! ¡N-no me tardo, adiós!—habló rápidamente mientras se perdía de las miradas de todos al atravesar la puerta.

Primer Amor (LanexHyuga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora