Fail en el amor [Fail#1]

Capítulo 3.

Kaitlin.

Me mantengo aferrada al brazo de mi mejor amigo, miro con terror el callejón por el cual habíamos pasado, al mismo tiempo que me abarcan las ligeras ganas de llorar.

—No puedo creer que haya hecho eso —digo cuando me recupero del pequeño trance en el que estaba metida.

—Fue un accidente, Kit. —Zach me consuela con uno de sus abrazos. Deja que ponga mi mejilla en su hombro, y él acaricia mi cabello.

Me siento triste por la rata que ahora yace muerta en medio del callejón, y aún más cuando vi que cargaba a uno de sus bebés. A decir verdad, me da asco las ratas, y si, son una plaga, pero los humanos también, y el saber que yo la pateé debido a mi miedo, ocasioné la muerte de una madre soltera que cuidaba de su cría y al mismo tiempo luchaba por sobrevivir, me hace sentir mal.

Está bien, tal vez exagero un poco. Es solo una rata, sin embargo, no puedo dejar de verla.

—¿Quieres que tengamos un minuto de silencio? —pregunta Zach tomando mi mentón para mirarme, a lo que asiento con la cabeza, con las lágrimas asomándose por mis ojos.

Decidimos dejar una que otra flor de un ramo, que compramos con anterioridad, alrededor de la mamá rata, concluyendo de esta forma un funeral improvisado.

Minutos después retomamos el camino al apartamento de Sabrina, pues los tres habíamos decidido salir al centro comercial y ver qué podemos comprar con nuestro presupuesto. Tenemos la costumbre de ahorrar dinero cada dos meses y, en un día selectivo, lo gastamos para consentir los caprichos un poco. A veces nos sobra, otras veces no, pero da igual porque al final quedamos satisfechos con lo que hemos adquirido.

—A lo mejor en una próxima vida, esa rata reencarnará en algún otro animal y tendrá una vida próspera y muchos hijos. —Intenta animarme Zach, uno de sus brazos reposa aun sobre mis hombros mientras caminamos, dicho acto me cubre de las ligeras brisas, pues el verano poco a poco se va, dando paso al otoño y su frío clima.

—¿Crees en la reencarnación?

—Lo hago, a veces pienso que en otra vida fuimos cercanos, me agrada. Siempre podríamos volver a vernos. Es en lo que confío, en nosotros tres encontrándonos una y otra vez.

—Eso fue tan hermoso, pero tan cursi.

—Arruinaste el momento, asesina de ratas. —Rápidamente aleja su brazo e intenta caminar más rápido hasta correr.

—¡Eso fue cruel!

Una risa pequeña sale de mis labios cuando lo veo detenerse, esperando por mí, así que llego a su lado para retomar nuestro camino, no sin antes haberle dado un pequeño golpe en el hombro.

—A veces pienso que en otra vida tú estabas enamorado de mí. —Las palabras salen sin pensarlo, y por un momento me arrepiento de haberlas dicho.

Siento que la sangre abandona mis mejillas, de inmediato el corazón se me acelera, hasta que escucho sus palabras:

—Y en esta vida lo estás tú de mí, me parece justo equilibrar la balanza. En la próxima seguiré queriéndote, Kait, tenlo por seguro.

—Por favor, asegúrate de no torturarme mucho.

—No podría hacerlo, ni aunque quisiera.

Su brazo derecho me envuelve, provocando que el calor tome lugar en mi pecho, uno cómodo en el que se guarda la promesa de mi mejor amigo.

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Sabrina.