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E P Í L O G O :
Mon amour, tu étais ma muse.
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𝓔léonore entra en el bar, tú y ella frecuentaban el lugar mientras caminaban por la acera de enfrente, burlándose de los borrachos, y de las esposas que se hartaban de ellos y les tiraban los anillos allí mismo, luego de una trágica discusión.
Irónico, porque ahora ella está dentro del bar.
Antes de conocerse a sí misma, Eléonore a menudo se preguntaba cómo sería ser la musa de alguien. Ser el arte que a uno le asombra constantemente. Tocar a otro ser humano tan profundamente que la inspire. Para llegar a su mente, corazón y alma de la manera más profunda. Supo que podría ser eso para ella y, sin embargo, deseaba ser eso para otra persona también. Actualmente no quiere ser la musa de nadie, se siente reacia a entablar relaciones con otras personas, sabiendo lo destructivo que es para ella reconstruirse una y otra vez. Por ende, ocultándose de una sociedad que podría destruirla comenzó a "salir" con hombres.
Lo único que provocó fue que comenzó a verse desde el punto de vista masculino, siendo así algo que nunca deseó; como lo que ocurre con una niña que repentinamente se vuelve adolescente. Y es ahí cuando cambia la percepción sobre sí misma.
Eléonore tan pensativa que hipotéticamente podría encontrarse de rehén en un ataúd. Le pide al BarMan un trago simple. Ella gira su cabeza hacia a un lado y te ve.
Ya no eres solo un pensamiento porque estás ahí.
Toda la vida de Éleonore consiste en tu nombre.
Jolie.
Un poema de una sola palabra.
Eleonore se queda prestigiada viéndote. Te ves tan bonita en tu vestido blanco, no pareces borracha, de hecho estás sosteniendo una botella de agua. Tus ojos están cubiertos por unos lentes en forma de corazón, y sonríes mientras mueves tu mano libre por los aires al ritmo de una canción soft-rock.
Solías ser más tímida, preferías simplemente mover la cabeza o las piernas la última vez que Eléonore te vio hace tres años.
Eléonore deseaba volver a tener diecinueve años para hablar contigo, que pudiera sentirse natural y genuino.
En un punto tú giras tu cabeza hacia la barra y te quitas las gafas en forma de corazón, ambas se miran como si fueran el sol y la luna encerrados en una guerra gravitacional, destinadas a cruzar y destinadas a romperse.
Para ella, eres todo el cielo nocturno. Para tu pensamiento duro y resentido con ella, Eléonore es solo otro astronauta desesperado. Pero la miraste como si fuera todo tu universo.
Los ojos de Eléonore se estaban preparando para llorar ante tu mirada porque cuando eran pequeñas ella estaba llena de estrellas muertas y escombros rotos, pero aun así la llamaste hermosa. Porque ella era el meteoro en llamas a punto de hacerte humo, pero la besaste por primera vez cuando tenían 19.
Ambas sabían desde el principio; que pronto se separaran, la gravedad las volvería a unir.
Jolie, tan tímida y al mismo tiempo tan sorprendida, tuviste la valentía de acercarte a Eléonore, esperando quizás que ella pudiera reaccionar y moverse, pero por la mente de ella solo pasaron pequeños momentos contigo.
La vez que te vio en una tienda de costura, comprando telas para hacer un vestido.
La unas y mil veces que ella estaba congelándose y te sacaste tu bufanda para envolver su cuello.
Las veces que tomaste su dedo cuando caminaban por cualquier calle con el ligero pensamiento de que ella podía perderse, pero era solo una excusa para tocar a Eléonore.
Te sientes mal por cada corazón que te rompieron en el pasado. Ninguna cantidad de vino podría reparar el daño que eventualmente había dejado atrás, a menos, que la culpable esté lo suficientemente arrepentida.
Como Eléonore...
Y la víctima lo suficientemente dispuesta como para liberarse, por medio de un reencuentro.
Como Jolie...
—Es difícil impresionarte, ¿Sabes? —le dice Jolie lentamente— y aún así te vez impresionada mirándome.
—Lo estoy —murmura tan bajito que el sonido es como el de un vacío. El corazón de Eléonore late y se acelera tan rápido que no puede hacer un seguimiento de sus pensamientos.
—A veces eres muy densa, ¿lo sabías? —tu respiración es tan fuerte, pero aún así intentas que las palabras lo sean aún más—. Le doy muchas oportunidades a la gente y aún así creo que te di pocas —Eléonore no sabe qué responder—Tú... he estado esperando por ti demasiado. Que me estuvieras mirando a mí y a nadie más.
La boca de Eléonore se siente quizás demasiado seca, su corazón parece haberse colado en su garganta y su estomago ha sido dominado por mariposas.
—¿Por qué, Jolie? ¿Por qué esperarme?
—Porque te quiero.
Casi frustrada por un segundo, Eléonore comienza a susurrar muchos "¿Por qué?", ciertamente no cree merecerte ahora. Luego enormemente tierna, te acercas a ella.
—Siempre has hecho que quiera quedarme. Y quiero quedarme ahora —dices antes de suspirar— y yo... no puedo hacerlo más.
Recuerdos sobre recuerdos, tantos que no puede pensar, no puede respirar, no puede dejar...
—Lo siento, Jolie —llora, con la navaja en su corazón.
—Está bien, Eléonore. Éramos y seguimos siendo jóvenes y tenemos todo planeado frente a nosotras. Sabía que un día aparecerías por aquí, esperaba encontrarte para cerrar esta fase.
Demasiado rápido para Eléonore.
Le da vueltas la cabeza.
Mientras relames tus labios para seguir hablando, ella explota. Eléonore se siente vulnerable y tan despojada de cualquier posible protección. Así que tomas su mano mientras los labios de Eléonore saben a sal por las lagrimas. Ambas finalmente lo entienden, entienden que los pedazos y lágrimas no se pueden recuperar.
—Eléonore —susurras.
Y todavía le encanta como suena su nombre desde tus labios. Fueron niñas, con las manos llenas de miel, teñidas de verde por la hierba y las flores. Fueron adolescentes, donde los nervios se volvían locos bajo las incertidumbres y pensamientos silenciosos de celos. Y son el ahora, a pesar de lo devastador que es el resultado de esta historia.
Ella sigue llorando. Duele.
—Eléonore —repites, mientras tomas su mano.
—¿Qué nos pasó?
Ella llora y suelta su mano.
—Crecimos —susurras, las sílabas casi sin sonido—, o tal vez no lo hicimos.
Sea cual sea el problema, todo fue en distintas direcciones pero nunca se soltaron.
—¿Hay algo que pueda hacer? —pregunta en voz baja, tristemente su vista se vuelve borrosa nuevamente— ¿Algo que pueda decir para que te quedes?
—Lamentó decir que no.
Eléonore contiene otro sollozo, te recuerda a las flores marchitas, un olor dulce y enfermizo.
—Lo siento —dice Eléonore finalmente—. Por no estar ahí. Por no amarte de la forma que deberías ser amada. Solo tiene que saber que te amaba, te amaba más que a nada en este mundo —su alma se quiebra—. Te amo, Jolie.
—Lo sé —respiras y la miras por última vez— Mi amor, te amo.
Finalmente las palabras tan esperadas saliendo de esos anhelados labios. Cuando te alejas, su corazón todavía late rápido, como si nunca te hubieras ido.
Un dolor que se prolonga, se extiende y aprieta su corazón. Haberse sentido única es lo que quizás nunca experimentará de nuevo porque lo sintió en lo que nunca podrá tener. Ese es su karma por haber dicho 'te amo' demasiado tarde.
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Mon amour ©
Short Story❝ Un dolor que se prolonga, se extiende y aprieta su corazón. Haberse sentido única es lo que quizás nunca experimentará de nuevo porque lo sintió en lo que nunca podrá tener. Ese es su karma por haber dicho 'te amo' demasiado tarde ❞ Historia corta...