Mon amour ©

VII

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C A P I T U L O 7
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𝓔léonore decidió aceptar una cita con él, tenía que ponerse a prueba a sí misma, el ultimo tiempo se exigía más para olvidarte.

Ella lo ve parado esperando sus cafés y el trozo de pastel que cursimente compartirán.

De todos los chicos que ha tenido Eléonore, él resulta ser su favorito. Él es el más triste y tal vez ella puede identificarse más con él por eso. Ella encuentra consuelo en simplemente estar arropada contra él, y él lo mismo. Ella podría pensar en ti sin sentirse mal por hacerlo.

Por supuesto, a veces hicieron algo más que acostarse juntos, pero hoy es un día aleatorio y especial de alguna manera. Hoy es un día de descanso.

Lo observa caminando hacía ella, sosteniendo dos cafés y un trozo de pastel, Él le sonríe levemente cuando ella lo mira fijamente. Finalmente se sientan uno al lado del otro, muy cerca entre ellos, apartados de las demás personas lo más que pudieron.

A diferencia de los demás, siempre es mucho más difícil de entender, aun que entre sorbos de cafés él es más abierto. Sus ojos no tienen emoción, no dejan espacio para ver ese desamor. Ella no podía decir si él tenía el corazón roto en absoluto. Y si no lo estaba, entonces tuvo suerte, pero ella espera que no sea por ella. Él había sido el único que no le ha mostrado el amor por ella como los demás, y sería difícil si ella tuviera que agregarlo a la lista.

Aunque no del todo, ella es más ella misma con él que con cualquier otra persona. Ella es como una compañera cercana para él, una que reza para que no vea nada más que una escapada del mundo exterior.

Ella puso un poco de sucralosa en su café de vainilla y revolvió.

De repente tú y ella están dentro de la vieja camioneta del abuelo de Eléonore. Tú intentabas analizar su expresión y ella miraba hacía el vacío, era navidad así que te diste cuenta de que los ojos de ella estaban tan brillosos que se reflejaban las luces navideñas de colores.

—Eleonoré, te ves tan triste.

Todo lo que pudo hacer fue girar la cabeza hacia un lado.

—Estoy bien.

Parecías haber retrocedido.

—¿Estás molesta? Ele, significas todo para mí. ¿Crees ... crees que tomé la decisión equivocada?

Sacudió la cabeza febrilmente y te despidió.

—Estoy cansada, lo prometo. Guárdame un trozo de pavo, ¿de acuerdo?

Dudaste.

—¿Entonces tomé la decisión correcta?

Ella asintió con la cabeza y con una mirada preocupada te volviste.

Observó mientras salías del coche y pensó en lo que debería haber dicho cuando se le preguntó sobre cómo tomar la decisión correcta.

No.

Salir con otra persona no era la decisión correcta.

El recuerdo es de cuando tenían 16 años, antes de todo lo malo que había ocurrido entre ustedes, ese recuerdo solo es el inicio de la tormenta entre ustedes.

Ella niega con la cabeza y se concentra en la realidad, en él. Él le frota la mejilla y presiona su nariz contra la de ella. Ella pone su mano sobre la de él y la mueve completamente hacia abajo para que él toque un lugar donde muchos han ido. Se congela. Con los ojos cerrados, exhala profundamente. Quiere saber qué pasa. Lucha con sus sentimientos. No se supone que sea así. Simplemente se suponía que ella era su distracción y él lo mismo para ella. Pero luego llegó a conocerla.

Quiere gritar que no, parece que decir que no no es lo más fácil para ella. Es entonces cuando ella sabe con certeza que ya no tiene el corazón roto, y es porque encontró algo que ayudó a arreglarlo. Ella ve la forma en que sus labios se abren, como si estuviera a punto de pronunciar algo, sea real o no.

No lo digas...

—Mon amour, Je t'aime.

Es como una maldición. Su mente grita que él suena tan mal, porque solo sonará bien, cuando se habla de los labios que ella nunca podrá besar.

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Me re duele este capítulo, se siente extraño haberlo escrito. Quiero decir, no lo he vivido nunca, pero he visto como gente a mi alrededor tiene esa maldición. Solo me las arreglé para escribir esto :[

Tengan bonitos días <33