One-shots Pansmione

El amor lo cambió todo

"Justo cuando dices que ya no estas buscando a nadie, llega alguien a decirte que te encontró"

Los cambios tardan en venir, pero al final llegan así lo comprendió Pansy Parkinson quien decidió cambiar, lo necesitaba pues se habia dado cuenta de lo mala persona que llegó a ser con muchas personas, todo a causa de unos ideales mal inculcados por parte de sus padres. Aprendió a pensar de forma propia y es por eso que se dio cuenta de absolutamente todo lo que era malo y bueno, cosa que a su día a día comenzo a afectarle pues cambiar su pensamiento en cuanto a la Supremacía de Sangre le haría pasar unos malos momentos, pero le daba igual por lo menos ahora sabía que estaba haciendo algo bien.

Pansy se dirigía hacía su primera clase, Pociones, era una asignatura que se le daba a la perfección siempre algún que otro Slytherin le pedía ayuda pero ahora siempre estaba sola y nadie se le acercaba, le daba igual estar sola simplemente se acostumbro a ello.
Pansy fue la primera en llegar y se sentó en el mismo lugar de siempre, sola y aislada del grupo aún quedaba como media hora para la clase pero prefirió salir antes para no encontrarse con nadie de su casa. Mientras leía el libro de pociones escucho a alguien entrar, era una chica con un suave color moreno, un pelo castaño y rizado acompañado de su uniforme rojo y dorado, era Hermione Granger la mejor bruja de su generación aún siendo hija de Muggles.
La castaña observó unos segundos a Pansy quien simplemente movió la cabeza en señal de saludó acompañado de una media sonrisa, Hermione la imitó y se sentó en la otra esquina de la clase. El silencio era lo que reinaba en ese lugar, ninguna de las dos se miraban solamente leían y poco más, hasta que en un momento Pansy levantó su mirada y vio como Hermione leía el libro de pociones algo preocupada, la pelinegra quería ignorarla pero sintió un poco de lastima por ella ya que esa clase era la que peor se le daba.

-Hola Granger. Saludo lo más amablemente que pudo llamando así su atención.
-¿Que quieres Parkinson? Dijo con un tono molesto y entendible, pues Pansy la trato fatal desde primero hasta tercer año, que fue cuando Parkinson defendió a un nacido de muggle frente a Malfoy.
-Entiendo que estés molesta pero te ví algo preocupada mientras leías el libro de pociones, ¿necesitas ayuda?
-No. Respondió seca y volviendo la vista a su libro.
-Esta bien, antes de volver a sentarme... Perdón...por todo en general, si alguna vez necesitas ayuda con Pociones puedes pedirmelo, te ayudaré. Por primera vez Pansy sonó sincera, quería de verdad disculparse con Hermione por todo lo sucedido hace unos años atrás, vio que las castaña la observaba con sorpresa pues, no se imaginaba a una serpiente pedir disculpas a una leona dejando atrás su orgullo. La pelinegra le sonrió de lado y se fue a su sitio, Hermione quería detenerla pero decidió no hacerlo pues ya la clase se estaba empezado a llenar, Snape mando a hacer una de las pociones más complejas de quinto año y esto iba a volver loca a Hermione, miraba el libro estresada y no sabía que hacer estaba nerviosa, pues sabía que esa poción era bastante compleja. La castaña estaba por rendirse y su mirada fue a parar en Pansy, quien aún a falta de treinta minutos ya tenía la poción terminada, la pelinegra se sintió observada por un momento y conectó su mirada con la de Hermione quien estaba aún más agobiada, Pansy lo notó y rápidamente hizo una anotaciones para dárselas a Hermione, ella sabía que era una poción difícil pero que no llevaba más de media hora de preparación. Con una buena excusa se pudo acercar a Hermione.

-Granger eres un desastre, normal que te vaya tan mal. Con una risa tomó el libro de pociones de Hermione quien estaba apuntó de gritarle, pero se controló.
-Parkinson devuelveme el libro, ¿que quieres?
-Tinta.
-¿Tinta? Pregunto sin entenderla.
-Si, me quedé sin tinta y ningún idiota de mi casa me da, así que necesito tu ayuda.
-Si claro, ahora voy y te dejó tinta. Dijo sarcásticamente, haciendo que Pansy le devolviera el libro con rabia.
-Bien, suerte con la poción, ay no, que no la necesitas. Su risa resonó con burla y se marchó a su asiento.