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El mensaje de los sueños es tan confuso como misterioso. Todos los sueños significan algo, ya que siempre están relacionados con emociones y símbolos, se relacionan con experiencias presentes o pasadas. Pero no sabría decir si esto significaba algo para mí.

Las montañas se encontraban oscuras, parecía nieve, pero no lo era, cuando mis manos la tocaba era ceniza.

Sin embargo, el panorama cambió, enviándome a un bosque, dónde apenas la nieve caía. Logré visualizar a dos jóvenes tomados de la mano.

Este sueño ya lo he visto antes, aún sigue siendo igual, sus caras son borrosas. Luego vi un gran castillo, abandonado, y dos reinas en el, en una esquina se encontraba un pilar con una corona, esta estaba ensangrentada.

Me levanté de golpe, mis manos temblaban sin cesar, noté a la persona que estaba expectante a mí lado vigilando mis movimientos.

—También vi eso— me susurró.

Me incorporé en mi lugar saliendo de allí a tomar aire fresco, no habíamos logrado identificar el lugar dónde nos encontrábamos, ya había pasado varios dias desde que desperté y mi estado no ha hecho cambio a mejorar.  Mi vitalidad poco a poco se va desmoronando y cada día empeoro.

Mackensy junto a Jongho salían de la cueva a buscar comida y alguna salida, pero ésta segunda no se encontraba nada, como si todo estuviera en círculos. Y esos momentos en los que me quedaba sola, pensaba en el, torturando mis pensamientos con su voz que se repetía vez tras vez.

Me posiciono de rodillas en una roca cerca de la cueva, para recibir la luz lunar la cuál me hace sentir un poco bien. Trato de mantenerme tranquila,  sin embargo una manada de pájaros comienzan a volar apresurados.

La que trato de no tomarle atención hasta que recuerdo que en las noches dichas aves lo que hacen es descansar.  Por lo que mi mirada vuela al sitio pero la oscuridad del bosque no me deja observar más allá y al no ver nada no le tomo atención. Sin embargo un calor abrazador llega a mi lugar, seguido de un fuerte rugido.

Escucho los pasos apresurados de Mackensy junto a Jongho y con lo poco que me queda de fuerzas y antes de que lleguen a la entrada de la cueva logro crear un campo de fuerza y es entonces que escucho sus gritos preocupados.

—¡Dess!— Exclamaron ambos.

»Es mi deber.

El calor comienza a enrojecer mi piel y la respiración comienza a dificultarse. Por lo que cómo puedo me recuesto en la roca mirando a los dioses y sean ellos quienes decidan mi destino.

Comienzo a lamentarme en no cumplir lo prometido.

Mis párpados empiezan a pesar, solamente siento la criatura gigantesca volar cerca de mi. Está aterriza a unos metros de mi trato de verlo pero todo está borroso a mi visión.
Escucho otro rugido.

Oh cariño hoy no quiero luchar.

—¡Dess!— me llaman. Una voz muy conocida.
—¡Dess!— Nuevamente la escucho. Pero mi cuerpo ya no reacciona.
—¡Dess!.— la persona me lleva a su regazo, aunque mi cuerpo no se mueva logro reconocerlo.
—Esa mujerzuela me las va a pagar.— brama furioso.

Entonces siento en mi piel una sensación extraña.
—Estoy aquí mi pequeña Dess— toca mi rostro.
—Ya te sentirás mejor... solo aguanta.

Un aliento calurosamente fuerte y azul sale de su boca, éste me atrapa completamente y comienzo a sentir mi piel abrirse y mis huesos romperse.

—Sigue aguantando Dess— su voz es dulce, pero en estos momentos no es dulce para mí. Las lágrimas involuntarias recorren mi rostro.
—Un poco más Dess, quedate conmigo.

Y es entonces que comienzo a toser, seguido de eso mi cuerpo expulsa un líquido negro que mancha todo mi rostro.
—Eso es cariño...— lo escucho hablarme. Pero mi cuerpo sigue expulsando aquél líquido hasta que se detiene.

La tos se disipa y me quedo en silencio mirando aquel liquido, es entonces que mi marca comienza a brillar y mi cerebro conecta con mi cuerpo, una corriente eléctrica recorre mi organismo, y empiezo a sentir todo a mí alrededor, los sonidos, las emociones y el espíritu de mis padres.

No le he dado la cara a Geon Hak pues mi cabello cubre mí rostro, y no se encuentra de mi color normal sino el de mi naturaleza.  Hago un chasquido y el campo de fuerza donde estaban mis amigos empieza a desvanecerse. Mi visión recorre cada rincón del lugar dónde nos encontramos hasta que encuentro la salida, una sonrisa de lado formulo.

—Dess—  llama mi amiga al verme.

—¿Estás bien?— pregunta Jongho.

¿Que si estoy bien?
—Ella quiere guerra— susurré.
—Guerra tendrá.

—Debes curarte completamente primero.— se apresuró a decir mi amiga.
Las llamas de fuego se reflejaron en mis ojos, estás pasaron a ambas manos de ella, trató de apagarlas pero fué imposible.

—¿Estoy o no curada?— Cuestioné.

Ella bajó la cabeza aún con ambas manos encendidas.
—Lo está mi señora.— realizó una reverencia sabiendo que parte de mi oscuridad estaba dominando. Estaba igual de furiosa que yo.

Ambos jóvenes realizaron lo mismo que ella. Y entonces un rayo cayó justo al frente de nosotros, rompiendo la barrera creada por esa mujer.
—Pero... ¿Cómo?.— susurró Jongho.

—Eso...— señalé la barrera cayendo.
—Nos tenía cautivos aquí.— mi vista voló a Geon Hak.
—¿Cómo lograste entrar?

—Por el subsuelo.— contestó. Enarqué una ceja.

—Muy listo.

De pronto el comenzó a transformarse en aquella bestia que conocí en ese lugar, nos había dado paso para subirnos en el.
—Es hora de preparar todo.




INFINIX [Choi San] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora