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El verdadero amor no se trata de ser inseparables, se trata de que a pesar de estar separados sus sentimientos no cambian.

Sabía que esto no podía estar pasando, mi mente decía miles de veces no debe ser real  pero el latido desenfrenado de mi corazón decía todo lo contrario, lo que está a mi frente no es un espejismo es una realidad, mi realidad. Él había aparecido a unos metros de mí y no lo reconocí, era el pero a la vez parecía un extraño a mis ojos y por eso se podía ver su cambio por completo, su piel pálida y su rostro demacrado estaban además de vestir totalmente de negro, aquellas ramificaciones que me recordaban muchas cosas le recorrían sus pómulos y terminaban en la zona inferior de sus ojos.

A esto se refería su estado oscuro, y me sorprendía tal manera que aún recuerdo latentemente que él había mencionado que logró dominarlo pero la realidad era otra, lo habían dominado a él.

—San— musité.

—Qué alegría ver a la futura reina en estos territorios. —su tono frío, y sarcástico llegan a mis oídos, mi corazón da un brinco al escucharlo hablarme así. Sé que no es él y trato de convencerme que es así.

Trato de que mis sentimientos mezclados no se unan.
—Corrección— le digo y el enarca su ceja.
—¿Qué haces tú en mis tierras?— trato que la barrera no se haga añicos con su presencia y el poder que tiene sobre mí.

—Le recuerdo reina— se acerca.
—Soy un rey y esto me pertenece.

Sus palabras caen como el agua fría de la lluvia y mi mente trata de controlarse pero ante todo confirmo que el poder que habrán ejercido sobre él es tan grande que un pequeño cambio no llego a notar.
Doy un paso adelante tomando las fuerzas que su aroma quiere acabar.
—Tu título ya no sirve de nada. — le susurro haciendo que este destelle enojo.

Noto la presencia de los demás allí, puedo sentir sus miradas entre ambos pero también la barrera que el rey enfundado en las garras del mal ha creado para que no sepan lo que hemos hablado.

—Haz cambiado— lo detallo nuevamente de pies a cabeza.
Este da un paso atrás.

—Las personas cambian—dice.

Sonrió melancólica.
—Lamentablemente es así.

—La vida es injusta Dess— pronuncia mi nombre y un escalofrío recorre mí piel.

Un destello sale de mi mano manteniéndose inerte entre ambos, él lo mira con curiosidad y sus ojos oscuros se dilatan dándole paso a ese destello entrar en su ser. Lo miro y está como si estuviera luchando con algo interno, hasta que se refleja en sus ojos, como estos cambian constantemente, pero en un momento nada esperado sujetó mí muñeca ejerciendo presión en ella, gimo de dolor porque la fuerza entre ambos seres iguales puede acabar el uno con el otro, su rostro se contrae pero cambia a preocupación, sin embargo, el efecto desaparece y la furia se nota.

—Que has hecho mujer. — murmura con molestia.

—Te mostré lo que realmente eres.

—Es mejor que la sueltes San— habla Jongho a mis espaldas.

Y entonces todos aparecen en mi campo de visión, muy cerca de nosotros, en posición de ataque porque saben que aunque sea su amigo, no se encuentra en el estado que debería sino sometido. La tensión es tan evidente, por las miradas de odio y furia por parte de San a los demás eran muy claras, pero yo podía sentir el temor de ellos.

INFINIX [Choi San] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora