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La luz se colaba en la ventana y con ello daba en todo mí rostro o mejor dicho los rayos del sol, sin mencionar el lindo canto de los pájaros posándose en mí balcón, ésto logró hacer removerme entre las sabanas, indicando que ya había amanecido y debía levantarme. Cuando abrí mis ojos ví a la pelirroja somnolienta dirigirse a las cortinas y cerrarlas bruscamente.

—Odio cuando sol interrumpe los lindos sueños— susurró con una voz ronca.

Miré el despertador, marcaba exactamente las 7:15 am, debíamos ir a la academia. Y en efecto ya es para que estuviéramos listas.

—Ve a quitarte el sueño que tienes— le dije.
—Debemos asistir a las actividades.

—Ni me lo digas— respondió.
—¿Acaso no debes seguir descansado?— me miró insegura. Negué.

—Estoy bien.

Me incorporé quedando en la orilla de la cama, mirando un punto fijo, mientras que mi mente reproducía unas imágenes extrañas.  Me hubiera quedado así, analizando esas imágenes, si no fuera sido por un ardor en mí muñeca, la llevé a mí vista y vi la pequeña marca que se hacía notar.

Cierto, mí lazo con mí guardiana estaba haciendo su aparición, me coloqué de pie y caminé hasta el armario en busca de algo cómodo para ambas, menos mal y Mackensy se le ocurrió la gran idea de dejar algo de su armario en mí casa, o como dice ella, pijamadas inesperadas.

Me ví en el espejo y noté que mí cabello color caramelo tenía algunos reflejos púrpuras, algo confusa levante algunos, hasta que recordé que utilice mí poder con Jongho. Unos efectos secundarios de utilizar un poder a su máximo esplendor, por lo menos el color de mis ojos seguía normal.

Me sacó de mis pensamientos la chica envuelta en una toalla,  ahora fuí yo directo a la ducha. Esperando por el amor a los dioses que el agua se llevara la carga que sentía en mis hombros sin razón alguna.


[...]


Estaba dándome unos últimos toques en mí cabello con una coleta alta, ya que la pereza pudo más y no me dieron ganas ni de cepillarlo. Así que, salí de la habitación no sí antes dar un vistazo que nada se me haya olvidado.

Baje de manera rápida las escaleras ya que estaba siendo muy tarde, encontrandome con una chica molesta desayunando.

—¿Qué tienes mujer?— pregunté al ver su expresión.

—Recordé lo de ayer, y se me hirvío la sangre, le daré la ostia de su vida al Geremias— contestó molesta.

Rodé los ojos.
—Chica, nada de violencia— tomé de las tostadas y el jugo de naranja.

—Es que se lo merece— bufó.

—El merece muchas cosas pero partirle la cara no es opcional— recomendé. Y menos hacerlo en la academia, luego el regaño y el castigo serían de lo peor.

—Ya suenas como Seonghwa— reímos  por su comentario.

—Y tu como Mingi— la risa fué aún más fuerte.

Se quedó mirándome.
—Tu cabello aún no se le ha quitado parte del efecto— me señaló.

—Lo sé, tiene los reflejos— tomé algunas hebras púrpuras.

Frunció el ceño, quería preguntarme algo pero se retracto.
—Te preguntaría que pasó con tú cabello pero ya se la respuesta.

—No estoy de ánimos para cepillarlo.

INFINIX [Choi San] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora