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Mackensy

Las manos me temblaban sin parar, el sudor frío provocaba que me espabilara a cada segundo, y la mala sensación no me dejaba tranquila. Tomaba respiraciones continúas, las cuáles no ayudaban en nada.

—Me informaron que están bien.

—¿No crees que consumieron mucha energía?

—En efecto— exhaló.
—La energía de ambos es antigua, la más poderosa.— explica.
—Estuvo dormida, pero ya no, y es algo a lo que debemos adaptarnos y enfrentarnos.

—Jóvenes— llamó una de las madres.

Todos dirigimos la vista a ella inmediatamente, sus ojos se posaron en mí.
Tomé aire y me levanté de mi silla, colocándome al frente de ellos.
—Acompañenme.— demandé.

—Ya estamos en problemas— escuché claramente el susurro de Mingi.

También sentí la mirada acusadora de Seong a el.
—Solamente camina Song.

Salimos del gran salón, dirigiendonos al tercer piso, aquí las paredes tan blancas como la nieve, solamente adornada por las ventanas, no había ni un recuadro familiar, ni una reliquia, ni un mueble solamente la pureza y la soledad, caminamos hasta el final del pasillo, a una puerta en específico la madre de Dess la abrió con facilidad, dejando a nuestra vista un estudio con pequeños muebles de color grisáceos, un escritorio de madera antigüo, pequeñas lámparas que le dan un toque rústico pero cálido al estudio, y por último, la gran biblioteca que ocupa parte de la habitación con la cuál quedan fascinados los chicos.

—Yo no saldría de aquí nunca— escucho decir a Yeosang.

—¿Cuántos idiomas hay aquí?—preguntó Seonghwa.

—En esta pila—señalo la parte izquierda.
—Están en latín, aquí—señalo el centro.
—Se encuentra el idioma de las plantas.

Todos arrugan su ceño
—¿Las plantas hablan?— cuestionó Yunho.

—Así es.—respondió la mamá de Dess.
—Todo el ecosistema vegetal habla, esta última pila.—explica, y señala la derecha.
—Es el idioma de las criaturas.

—¿Las criaturas?.

—Solo algunos los pueden entender.

—¿Los que llevan más tiempo?

—Y los reyes.

—¿Entenderán a las que han sido una leyenda?

—Han pasado millones de años, poco se conoce pero no quitaría esa posiblidad.

Se acercó a un libro separado de toda la biblioteca, un libro que nadie tomaría, pero es solamente un señuelo para no dejar ver lo que hay en realidad. Acercó su mano a el, el cuál comenzó a desprender un humo extraño y la biblioteca comenzó a dividirse en dos, dándonos a la vista un ascensor.

—Este pequeño ascensor nos llevará a dónde queramos— comenté.
—Solamente sí es necesario o nuestra vida esté en peligro.

La señora a mí lado tocó uno de los muchos botones, y les explicó a ellos, cuales serían los lugares los llevaría.




[...]





El ascensor llegó a su destino, las puertas metálicas al abrirse mostró unas compuertas grandes de cristal, ambas custodiadas.

—Guardiana— dicen haciendo una reverencia. Los chicos quedaron asombrados, la energía que emanaban ambos era muy fuerte y arrolladora.

Abrieron aquellas compuertas mostrándonos paredes de madera y otras de cristal adornadas por cortinas de color salmón dándole así la entrada a la luz del exterior, las lámparas metálicas que terminaban de rellenar los espacios que no alcanzaba la luz del sol, una pequeña mesa en el centro, en el lado izquierdo se encontraba un recuadro, un grupo de personas desconocidas para ellos, conocidos para mí, en una esquina se encontraba una lámpara de pie tolomeo, muebles grisáceos, y por último algunos puf de colores pálido que se encuentran en lados vacíos del sitio.

INFINIX [Choi San] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora