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Llega con el coche frente a la casa de Anahí y se queda quieto durante algún tiempo. Poco después de que él se baja del coche y llama a la puerta de la casa, él sabía que era tarde y que ella estaba durmiendo, pero era el único lugar al que podía ir, su mejor amiga estaba allí, y bueno, la única persona que parece preocuparse por él también. Llama a la puerta tímidamente y no tiene respuesta, llama unas cuantas veces más con un poco más de fuerza y pronto oye a su perro acercando la puerta, espera unos segundos más y Anahí lo abre. Llevaba pijama muy ligero, sus pantalones cortos eran morados y su blusa blanca con detalles en púrpura, su pelo estaba atrapado en un coe y en su cara no había maquillaje, sus ojos estaban un poco hinchados de haber sido despertados tan temprano, pero no parecía cansado. Alfonso estaba desconsolado, sus ojos estaban hinchados y rojos por llorar hace unos minutos, mientras la suerte lo veía de pie golpeando a los scrooshes en las piernas de su dueño como si pidiera vueltas, Alfonso ni siquiera se dio cuenta de lo que el perro estaba haciendo, estaba mirando a Anahí con su mirada perdida admirando.

Alfonso: -vacilante y con una voz fallida- ¿Puedo pasar la noche aquí?

Anahí asindró la palabra y lo dejó entrar y luego cerró la puerta.

Anahí: -hablando bajo- ¿Estás bien? Tus ojos están rojos.
Alfonso: -pausa- Soy... Estoy bien... -se sentó en el sofá con Suerte y ella lo siguió-
Anahí: ¿Estás seguro? -sentado junto
a él-
Alfonso: -con la cabeza baja- Sí...
Anahí: Sé que no está bien... -pausa- Voy a arreglar el cuarto de invitados para que descanses.

Incluso antes de que Anahí se levantara, Alfonso puso suerte en el suelo y la abrazó. Ella estaba asustada por la proximidad, pero se dio cuenta de que estaba llorando y continuó abrazándolo, Anahí a carió ligeramente su espalda sobre su blusa. Alfonso tenía la cabeza sobre sus hombros y sintió su suave olor, este aroma junto con las carzas lo calmó, continuaron así por un tiempo, hasta que Anahí se alejó y se llevó sus delicadas manos a su rostro para secar sus lágrimas.

Anahí: -con una voz tranquila- Si quieres decirme lo que pasó, estaré aquí para escucharte.

Alfonso se quedó quieto disfrutando de este momento, estaba con los ojos cerrados sintiendo la delicadeza con la que esas manos corrían por su rostro, pero pronto se quitó las manos, abrió los ojos lentamente y la miró, había algo en esos ojos azules que le tranquilizaba, parecía que al mirarlas no tenía más problemas, pronto recordó lo que Murilo dijo de ella "lo admira mucho" y lo cuestionó.

Alfonso: ¿Por qué me admiras tanto?
Anahí: -bajó la mirada- mejor deje esta conversación para más tarde -con una sonrisa discreta- Usted necesita descansar ahora.
Alfonso: No, por favor... –tocar la mano de Anahí contigo me hace mejor.

Anahí mira la mano de Alfonso sobre la suya y luego lo mira fijamente.

Anahí: Su historia es fantástica, luchó por todo solo, sin herencia familiar y logró construir una gran compañía.
Alfonso: Bueno, tuve ayuda de socios.
Anahí: Sí, pero hasta que conociste a estos socios estabas solo. Me identifico un poco contigo, pero por supuesto, no pude armar una fortuna.
Alfonso: ¿Tampoco tienes padres?
Anahí: No, murieron cuando yo tenía 7 años, desde entonces viví en un orfanato hasta que cumplí 18 años.

Hubo una pequeña pausa, sintió que iba a llorar, pero no lo hizo y luego comentó.

Anahí: Yo también te admiro porque eres una buena persona.

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