Donde Juyeon es un padre soltero, sobrellevando la crianza de sus dos niños después del abandono de su omega.
Y donde Youngjae tenía un lobo lastimado con los años.
"Con la misión de reparar el corazón roto de su papi, Jiwon decide buscar un omega...
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Sumidos en un cómodo silencio, lo único audible era el ruido menor que hacía el parking del automóvil, mientras las pequeñas gotas de agua comenzaban a deslizarse con rapidez por los vidrios del auto.
Con los orbes verdes en él, el alfa solo opta por bajar poquito su mirada, viendo de reojo el hotel al que había traído al menor por petición del mismo, eso una vez tuvo lo que según él iba a necesitar.
Juyeon no comprendía por qué una inquietante sensación llegó a su pecho una vez llevó al omega hasta ese lugar.
Pero sabe que le desagrada en demasía.
Por otro lado, Youngjae no hace más que tener sus ojitos algo vidriosos en el mayor, con este esquivando la mirada.
Entonces se preguntó, sintiendo un pequeño nudo en su garganta. ¿Acaso había hecho algo mal? Porque no comprendería por qué el alfa ahora parecía totalmente ajeno a él.
Y mordiendo sus labios, quitó su mirada del mayor una vez notó a este hacer amague en conectar sus orbes, más el rubio fue más rápido en desviar sus orbes verdes aguados hacia otro punto, exactamente viendo las gotas de lluvia trazar líneas extrañas a través del vidrio.
¿Por qué su lobo parecía resentido?
Juyeon suspiró poquito, alcanzando a notar los orbes verdes con una fina capa de agua. De alguna u otra forma ignorando que la molestia del contrario la sentía en su pecho.
Ingenuamente ese dato quería guardarlo en secreto.
¿Cómo le explicaba al rubio que su lobo parecía rechazar la idea de dejarlo solo en ese horrible lugar?
Precisamente en ese estado.
Más como siempre se recordaba, él no tenía voto ni voz en ese momento, no podía pedirle al omega nada, solo eran... ¿amigos? Si era que su relación ya alcanzaba a tal punto.
Amigos, ja. Su lobo gruñó en su pecho en disgusto.
Amigos era una palabra nada aceptable para lo mucho que en su pecho sentía, de eso estaba seguro.
El pelinegro apretó poquito sus labios cuando el omega se removió en su lugar hasta quedar frente a él, esperando por una reacción ajena, la cual no tardó en llegar. El alfa le devolvió la mirada, tratando de sonreírle poquito.
Más todo intento fue en vano, porque fue más una mueca que una sonrisa.
Youngjae solo suspiró poquito, sintiendo su espalda de a ratos punzar, cada vez incrementando más, deseaba tanto que esa tortura acabara, estaba harto de siempre soportar lo mismo en sus celos.
Odiaba lo mucho que tenía que sufrir en la soledad de una habitación enorme.