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Cada vez que entra por esa gran puerta de cristal perteneciente a la empresa, sus pies tiemblan.
No lo quiere ver.
No quiere que la vuelva a ahogar con sus grandes manos.
No abusa, mas si le hace daño.
No quiere tenerlo frente a sus ojos, sin embargo ahí estaba de pie como siempre, con su elegante cárdigan, un pie recostado encima del otro, con un café en manos y acompañado de su fiel amigo, YunHo.
JongHo la miró de reojo de una manera penetrante, mientras le daba un sorbo a su delicioso café caliente.
Una gran corriente eléctrica recorrió su cuerpo.
¿En qué bendito momento decidió aceptar la propuesta?
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- JongHo.- su amigo le dió un codazo- Déjala en paz.
- ¿Porque debería si se puede saber?- cruzó sus brazos mientras iban camino al estudio de grabación.
- No te ha hecho nada. Esa chica solo vino aquí con un mismo propósito, crear una carrera musical.- YunHo no le agradaba la actitud de su amigo.
- ¿Y si no quiero?- preguntó de manera desafiante mientras alzaba las cejas, realmente le importaba más bien poco la opinión que le daban sus compañeros.
- ¡No se sabe defender por dios JongHo! Entra en tus cabales.- YunHo si sentía que iba a perder sus cabales.
- ¿Acaso que porque sea chica no se puede defender? Eso es machista.- el de pelos rojos adelantó ligeramente el paso.
- Sabes que no me refiero a eso porque es chica. ¡No sabe el idioma! Recién entró a la empresa el mes pasado. Tuvo que dejarlo todo atrás para cumplir su sueño.
- Y a mí que más me importa. Que se hubiera quedado con su mami y papi.- no tenía remedio, no iba a escuchar a nadie.
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No podía quejarse.
Nadie le creería.
No por ser chica, sino porque no es nadie comparado con él.
Él es conocido, tiene fans, y sobretodo a una empresa en su mano gracias a su fama.
La empresa le favorecerá a él y no a ella.
Era obvio, y lo entendía, al fin y al cabo esto solo son negocios.
