Primer Encuentro

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Llegada la noche y, claramente la hora de salida, me dirigí a su oficina para recoger ese papeleo que mencionó. Entré y lo encontré concentrado en su computadora.

—¿Dónde está lo que tengo que arreglar?

—Sientate, ahora te lo doy— respondió señalando el sofá que había en la oficina. Unos minutos después colocó una pila de papeles en la pequeña mesa frente a mi.

Pensé que después de eso se iría, pero me sorprendí al verlo sentarse a mi lado.

—¿Y usted se quedará a hacer el papeleo conmigo?

—No me queda de otra. Dudo mucho que estés relacionada con lo que sucede aquí, ¿no es así?— preguntó mientras me extendía un bolígrafo.

—Como le dije, sargento,— lo tomé —mi área es otra. Pero no dudo que hacer esto sea muy diferente.

Comencé a revisar una por una, las hojas que habían frente a mi. De repente sentía la mirada del sujeto. Seguramente miraba cada uno de mis movimientos para que, en el momento en que me equivocara, él se riera. Por lo que me concentraba incluso más de lo que debía.

La pila de papeles parecía no acabar nunca, y la presión que su mirada generaba, realmente me ponía nerviosa. No le daría la satisfacción de verme cometer un error.

Puedo asegurar que más de 3 horas después, la pila parecía haber disminuido, sólo faltan un par de hojas y esto me hacía sentir feliz.

Continúe con mi trabajo, y de la nada sentí la mano del sargento tomar un mechón de mi cara que estaba fuera de mi peinado. Di un pequeño salto por la impresión de la acción y lo miré algo desconcertada. Él, en cambio, sonrió con autosuficiencia cuando encontró mis ojos.

—¿Qué? ¿A caso el simple tacto de mi mano te pone nerviosa?

—¿Hah?— fue lo único que alcanzó a salir de mi boca para evitar tartamudear, pues era una situación que me tomó por sorpresa.

Nunca había tenido un contacto tan cercano con un chico... no de este modo, pues al ser policía, chicos es lo que sobran a mi alredesor.

Pero, la forma en que el sargento hizo eso, es raro explicarlo, pero, algo había en ese acto que me ponía así de nerviosa.

—No tienes porqué responder. Después de todo, ese lindo sonrojo en tu cara me hace saber que así es.

—¿De qué habla?— y evitando responderme con palabras, se acercó a besarme.

Intentaba seguirle el ritmo, pero me era simplemente imposible. Era una inexperta total en este tipo de cosas... ¡Dios, ni siquiera he tenido un maldito novio en mis 26 años de existencia!

No es que no me haya importado tener uno, pero prefería concentrarme en otras cosas y, a decir verdad en mis épocas de adolescencia, no era una chica que llamara la atención de los chicos.

Sentí una de sus manos en mi cintura y como comenzaba a acariciarla. Eran experiencias totalmente nuevas para mi y, me sentía rara, en un sentido que desconocía por completo.

No sé si él notó algo de estas sensaciones que tenia, o lo hizo con otra intención, pero se separó de mi.

—¿Que pasó, preciosa? ¿Ya te existe con un sólo beso?— sin dejarme responder, me empujó contra el sillón y subió sobre mi.

La palabra "excitar" no era nueva para mí.

El hecho de que no hubiera tenido nunca novio, no significaba que fuera una inexperta en el sexo, me gustaba leer novelas eróticas, a veces miraba porno y pues, soy humana, me gusta autoexplorarme y hacerme yo misma el amor de vez en cuando.

「Un Sucio Policía」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora