• Día 1 •

5.9K 543 1.5K
                                    

"Mi corazón no está latiendo más fuerte, mi corazón no está latiendo más fuerte, juro que no, cálmate a ti mismo"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Mi corazón no está latiendo más fuerte, mi corazón no está latiendo más fuerte, juro que no, cálmate a ti mismo"

Primeras veces


* * * *


Debía ser un chequeo médico rutinario. Todos los deportistas profesionales pasaban por ese tipo de cosas una vez al mes.

Si algo preocupaba a Miya Atsumu esa tarde, era el hecho de que le haría llegar tarde a su salida semanal para beber cerveza junto con Osamu, su gemelo, hasta que cayera sobre la acera y lo dejaran varado hasta el día siguiente.

Miya Atsumu —llamó la voz de una enfermera regordeta, con tono rasposo por el tabaco, desde el mostrador—. El doctor te verá ahora mismo.

—Ya, ya —gruñó Atsumu—. ¡Ya iba siendo hora de que el bendito doctor se hiciera aparecer!

Atsumu tenía cita con el doctor para las seis de la tarde, pero se había retrasado un poquito. Como diez minutos. Y luego otros diez más, tal vez.

¡Eso no significaba que ahora el doctor debía hacerle esperar a él para que pudiera reprogramarle otro turno!

Estúpidos doctores. Solo servían para escribir con una letra más horrenda que hacer tarea de matemáticas, recetarte paracetamol hasta para el dolor de trasero y ganar millones de yenes con los que se construían un búnker anti-apocalipsis zombie en la Antártida.

Atsumu tomó sus cosas a regañadientes y se fue dando zancadas hasta el consultorio número cinco, aquel que debía pertenecer al cardiólogo Sakusa Kiyoomi según le indicaron tras llegar al hospital. Vaya nombre más pomposo.

¡Incluso sonaba estúpido! ¡Todo en esa raza de seres humanos era estúpido!

¡¿Y por qué le dieron turno con otro fulano pretencioso y no con su doctor de confianza?!

—Si no estuviera sano, entonces no sería capaz de jugar... —gruñía Atsumu—. ¿Para qué querría yo una visita rutinaria al cardiól-...?

—Buenos días, Miya —respondió una grave, pero a la vez delicada voz en cuanto puso un pie dentro del consultorio—. Puedes ir directamente a la camilla luego de desinfectarte las manos con el sanitizante de allá.

A-...

Las palabras murieron en la garganta de Atsumu. No solo porque el aromatizante de limón le ahogó e hizo picar sus cuencas oculares hasta el nervio más profundo, ni tampoco por todas esas máquinas extrañas llenas de cables que estaban haciendo temblar sus piecitos talla cuarenta y uno.

No.

Y es que Atsumu sintió que cosas extrañas y graciosas ocurrían en el centro de su pecho.

SakuAtsu Fluff Week 2021 - [HAIKYUU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora