SakuAtsu Fluff Week 2021 - [HAIKYUU]

• Día 3 •

"Quedémonos así por un momento más..."

Héroe y Villano

* * * *

Goldenfox trepó con sus patitas de zorro a través de la ventana de su dormitorio en el Cuartel General.

Claro, ser un superhéroe que luchaba contra la villanía y el mal no era una tarea tan sencilla como pensaban.

Intentó ser sigiloso —en la cama de al lado dormitaba Silverfox, su otra mitad a la hora de calzarse las capas y las máscaras. Estaría demasiado cansado tras una redada en la que intentaron atrapar a The Black Plague, un famoso antagonista de los superhéroes, pero volvieron a fracasar de manera estrepitosa.

Pero Silverfox no solo era su otra mitad en el trabajo... sino también desde que habían nacido.

El dúo de gemelos superhéroes, Goldenfox y Silverfox, habían nacido veintitrés años atrás bajo los nombres civiles de Atsumu y Osamu.

En una sociedad que, tras varias décadas de guerras e incidentes biológicos, y ahora capaz de albergar humanos con capacidades mágicas y únicas, no fue ninguna sorpresa para el matrimonio Miya cuando sus dos hijos demostraron ser un par de cambiaformas a los cuatro años de edad.

Su madre casi se infartó cuando encontró a dos zorros lameteando el bowl con mezcla para brownie de la cocina. Atsumu ni siquiera recordaba qué ocurrió para que ellos se transformaran tan de repente —solo podía rememorar a Osamu retándole a trepar a la encimera y robarse la mezcla, y luego Atsumu estaba allí arriba casi sin esfuerzo pese a sus cortas y regordetas piernas.

Osamu le acompañó casi al instante. Solo que Osamu no era realmente Osamu, sino un diminuto cachorro de zorro con un mullido pelaje plateado.

El resto era básicamente historia. Desde pequeños y viendo las noticias de todos esos heroicos humanos salvando vidas con una sonrisa, los gemelos Miya tuvieron muy en claro cuál era su destino en la vida.

Ellos también querían ser superhéroes. Y lo lograron, por supuesto. Nadie se resistía a dos muchachos con la capacidad de transformarse en zorros, moverse sincronizadamente como nadie más lo haría y también por los sentidos superdesarrollados que fueron adquiriendo con la práctica, incluso cuando estaban en su forma humana.

Atsumu dio una última mirada a la oscuridad de su habitación antes de desaparecer a través de los tejados. Con lo densa que estaba la noche, nadie pensaría algo extraño —solo sería algún gato callejero rumiando por los techos en busca de comida o algo de diversión.

Porque, ¿quién sospecharía de uno de los más grandes y populares héroes emergentes?

Aunque pasaran los años, andar como zorro seguía sintiéndose extraño. Su campo de visión se agudizaba, su sentido del olfato captaba todas las cosas asquerosas del vecindario, y sus sentidos, en general, estaban en constante alerta al acecho de posibles depredadores.