Capitulo 38

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LAUREN POV

Una punzada de dolor atravesó mi cuello cuando levanté la cabeza para mirar mi teléfono y comprobar la hora.

¿Quién demonios está golpeando mi puerta a las 7:15 de la mañana?

Me levanté del sofá y froté mis ojos mientras caminaba lentamente hacia la puerta.

―Abre, Lauren ―gritó Mani desde el otro lado.

Abrí la puerta y casi me caigo hacia atrás cuando pasó por delante de mí.

―¿Desde cuándo bloqueas la cerradura? No tengo una llave para eso ―acusó.

―Lo siento. ―La seguí hasta la sala y me tumbé en el sofá―. Mi cerebro está un poco borroso.

Se sentó en el sillón de cuero frente a mí. Su rostro estaba tenso y me di cuenta que estaba ansiosa.

―¿Dónde has estado? Te llamé todo el domingo y ayer. Nunca regresaste mis llamadas.

Había pasado los últimos dos días en el hospital con Camila y apenas si miré mi teléfono.

―Estuve en el norte. Llegué a casa ayer por la noche, muy tarde. ―Bostecé.

―Oh. Pensé que estabas esquivando mis llamadas. ―Su tono se relajó un poco―. ¿En el norte? ¿Ustedes dos se están viendo otra vez?

―No, no lo sé. Fue un fin de semana loco. ―Frunció el ceño y me miró parpadeando, esperando a que elaborara mi respuesta―. Fui al evento de caridad con Taylor el sábado, luego fui hacia el norte el domingo para tratar de hablar con Camila. Apenas empezamos a hablar y hubo un accidente con una de sus hijas.

Sus ojos se abrieron como platos.

―¿Qué pasó?

―Un idiota en el lago conducía su moto acuática alrededor como un tarado y entró demasiado cerca, le pasó por encima. ―Mi corazón se aceleró al pensar en ese momento de nuevo... Piper en el suelo con sangre en su cabeza, miedo extendido en el rostro de Camila mientras miraba a su hija. Lucy acurrucada en mis brazos, cubriéndose el rostro de los acontecimientos que se desarrollaban a su alrededor. Daría cualquier cosa por estar en una habitación a solas con ese hombre durante diez minutos.

―Santa mierda.

―Santa mierda es correcto, fue intenso. Más allá de intenso. ―Me froté los ojos con mis manos, tratando de sacar las imágenes de mi cabeza.

―¿Está bien?

―Tiene una conmoción cerebral y se ve bastante golpeada, pero va a estar bien. Se despertó ayer y lo primero que pidió fue un helado. ―Me reí―. Regresaba a casa ésta mañana.

―¿No te quedaste allí para llevarla a casa?

Mi estómago se tensó.

―Quería, pero no quise empujar a Camila. Ya había estado allí durante dos días y me dio las gracias una y otra vez por ello, pero estoy tratando de darle su espacio, sobre todo ahora con estas cosas con Piper. Tan desesperadamente como quiero obligarla a hablar conmigo, Piper la necesita más.

Mani suspiró y cerró sus manos en la parte superior de su cabeza, mirando hacia el techo.

―Escucha, sobre todas estas cosas con Camila... solo quiero que sepas que no te culpo por mandar a volar a Blaire, o despedirme.

―Me alegro de que entiendas lo de Blaire, se lo merecía. ―La miré directamente a los ojos―. Y lamento haberte despedido, pero no puedo tenerla interfiriendo con mi vida personal porque piensa que tengo que concentrarme en el hockey. No voy a dejar que eso suceda.

―Lo sé. Lo entiendo. ―Suspiró―. No estoy preocupada acerca de la parte del dinero, Lauren. Solo espero que estemos bien.

―¿Tú y Blaire?

Se echó a reír.

―Me importa una mierda por cómo estamos Blaire y yo en este momento. Tiene trabajo importante que hacer en sí misma o tomaré a los niños y me iré. Le dije eso.

Levanté las cejas con sorpresa.

―¿En serio?

Una astuta sonrisa se extendió por su rostro cuando entrecerró sus ojos.

―Sí, habrías amado la mirada en su rostro.

―Hmm, ¿una Blaire sorprendida? Pagaría mucho dinero por ver eso.

―Esa cara no fue tan buena como la que hizo cuando le dije que pondríamos a la venta la casa en Vail para compensar la diferencia en la pérdida de tu contrato. ―Su cabeza cayó hacia atrás en la silla cuando otra carcajada escapó de ella.

Una punzada de culpa se enrolló alrededor de mi estómago.

―Sobre eso... conozco a un par de chicos jóvenes que acaban de graduarse de la universidad que están buscando agentes. Voy a enviártelos para compensarlo.

―No estoy preocupada por eso, de verdad. Tengo dinero escondido de la cual ella no sabe nada. Estamos bien, financieramente. ―Sus ojos se movían nerviosamente por la habitación antes de decidirse donde posarlos―. Solo espero que nosotras estemos bien.

―Mani, hemos sido mejores amigas desde hace casi veinte años. Se va a tomar algo más grande y más malo que Blaire para asustarme.

Asintiendo y sonriendo contentamente, miró su reloj.

―Mierda, tengo que irme a trabajar.

Me levanté y la seguí hasta la puerta.

―Por favor, dile a Camila que lamento mucho lo que pasó. Mantenme informada si ustedes necesitan algo.

―Lo haré, amiga. Gracias.

Me estrechó la mano y desapareció por el pasillo.

Trabajé con Viper... revisé mi teléfono.

Me di una ducha... revisé mi teléfono.

Hice la cena... revisé mi teléfono.

Camila llevó a Piper a casa desde el hospital en algún momento de hoy y estaba realmente esperando que me llamara o me mandara un texto y me dejara saber cómo había ido todo. ¿Estaba todo arreglado? ¿Qué estaban haciendo en este momento? ¿Necesitaban algo? No saber lo que estaba pasando y no estar allí para echar una mano me estaba matando.

Pensé en aquella mañana en la terraza de atrás con Sinu cuando me dijo sobre el pasado de Camila y me pidió que fuera paciente con ella. La paciencia no era mi problema, no tenía ninguna prisa en seguir adelante, no había otras mujeres, ni tampoco habría una ahora que sabía que Camila estaba allí. Podía tener paciencia, pero, ¿cómo diablos podría ganarme el corazón si seguía empujándome?

Todo lo que Sinu dijo esa mañana estaba dando vueltas en mi cabeza.

Camila estaba dañada.

Se culpaba a sí misma por su relación fallida y la de su padre.

Luchó como un infierno para mantener a su familia unida con Shawn, pero al final no importó.

Para protegerse a sí misma ahora, entra en pánico y corre.

Eso era todo, el mecanismo de defensa de Camila alzando su fea cabeza.

Déjalos antes de que te dejen, como dijo Sinu. Los sentimientos se estaban volviendo demasiado reales para ella y en lugar de tratar con ellos en su cabeza, era más fácil alejarme y pretender que no existía. Si ella admitía que también me amaba, eso significaba dejarse a sí misma vulnerable a la posibilidad de más dolor y eso era algo que Camila estaba claramente dispuesta a evitar.

Lo que Camila no sabía era que podía haber conocido a la única persona en el planeta más terca que ella. Cuando ponía mis ojos en algo, lo obtenía de una manera u otra. Nunca me había dado por vencida fácilmente y de seguro que no iba a empezar ahora. 

Room For You (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora