Capitulo 10

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LAUREN POV

Me tomó noventa y siete minutos llegar a casa del Cranberry Inn y gasté al menos noventa de esos minutos pensando en Camila. Los otros siete los gasté empujando adentro y afuera de paradas, así mi psicópata perro con una vejiga del tamaño de un dedal no se hiciera pis en mi camioneta.

Estuve despierta hasta las tres de la mañana hablando con Camila, y a pesar de mi agotamiento total, estar con ella toda la noche lo valía. Cada vez que pensaba cortar la conversación y dirigirme a la cama, una mecha de su cabello se liberaba de su cola de caballo y enmarcaba su cara perfectamente... o ella mostraba rápidamente su lindo pequeño hoyuelo en el lado izquierdo de su mejilla y de repente, me importaba una mierda sobre dormir más. Es por eso que Dios había inventado el café de todas maneras.

La alarma de mi teléfono celular sonó tres horas después de acostarnos, y empaqué silenciosamente y me fui. No había ninguna razón real para irme tan temprano. No tenía grandes planes, pero quería escaparme antes de ver a Ashley otra vez, y lo más importante, no quería ver la cara de Camila cuando se diera cuenta de que había mentido acerca de jugar hockey.

La mentira comenzó inocentemente. Solo no había tenido ganas de sentarme en la mesa de la cena respondiendo todas las típicas preguntas que vienen con ser una atleta profesional. Entonces cuando hablé con Camila esa noche sobre su ex y qué estaba buscando ahora, así que no me atreví a decírselo. No quería que hiciera un juicio apresurado sobre mí o mi vida, esperando que llegara a conocerme antes de mandarme a volar... pero quería asegurarme de que se enterara de ello por mí, así que dejé mi jersey favorito para ella.

Mi celular sonó mientras entraba en el garaje del condominio. Por un rápido segundo, esperé que fuera Camila ya, pero cuando miré a mi teléfono la pantalla decía HAMILTON.

―¿Qué onda, amiga? ―Traté de sonar tan despierta como fuera posible después de tres horas de dormir.

―¡Whoa! ¡Suenas como la mierda! ―bromeó Normani.

―Buenos días para ti también. ¿Qué estás haciendo tan temprano?

―¿Temprano? La gente normal ya está trabajando para ahora, no arrastrándose de la noche anterior, que es exactamente lo que suena como si estuvieras haciendo. Ya estoy en mi tercera taza de café, mi amiga.

―No exactamente. Solo estoy llegando a casa desde el norte. ―Bostecé.

―Pensé que habías llegado a casa ayer.

―Esa era mi esperanza, pero el clima no cooperó. ―Gracias a Dios que no, pensé.

―Eso apesta. Bueno, ¿quieres llenarme esta noche con una cerveza o qué?

―Sí, suena bien. ¿Nos encontramos en The Bumper a las seis? ―pregunté.

―Perfecto. Eres afortunada, te dejaré comprarme la cena también. ―Rió mientras colgaba.

The Bumper era nuestro lugar favorito para ir. Era un bar cerca de cuatro cuadras de mi apartamento, con camareras gruñonas y cacahuetes rancios, pero hacían grandes hamburguesas, la cerveza estaba helada y nadie me molestaba allí. Diesel y yo lentamente hicimos nuestro camino hacia arriba a mi apartamento. Tiré mis llaves en la encimera de la cocina mientras él iba de frente a su cama de perro de gran tamaño junto a la chimenea. Colapsé en el sofá, debatiéndome si levantarme e ir al gimnasio por un par de horas o dormir todo el día justo donde aterricé. Cuanto más pensaba acerca de flexiones de bíceps, más cómodo era mi sofá y el sueño se hizo cargo.

Una nariz húmeda rozó mi frente, pero la golpeé. Mis párpados se sentían como si estuvieran pegados juntos, negándose a moverse y no tenía prisa en forzarlos a abrirse. Me tendí allí escuchando los sonidos de la ciudad corriendo por mi ventana, cuando mi teléfono vibró desde la encimera de la cocina.

Room For You (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora