Capítulo 50 El cristal naranja

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/*Del 26 al 27 de diciembre de 1842*/

- "Tu... tienes poderes" dijo Elsa lentamente, tratando de controlar el tono de su voz y sintiendo su respiración agitarse "¿desde cuándo?"

- "Lo supe hasta que tuve 5 años" contestó él

- "Todo este tiempo y nunca me dijiste..." dijo Elsa en un susurro lleno de dolor "tu sabías cuanto he anhelado conocer a alguien como yo, toda mi vida esperé que llegara el día en que no me sintiera sola y extraña en este mundo" continúo alzando la voz "y tú, que sabías esto, no dijiste nada" concluyó amargamente

- "Lo siento" fue todo lo que Lukas pudo decir dejando caer la cabeza con vergüenza

- "¿Y dices que tenías miedo de decirme?" continuó Elsa incrédula "no puedo creer eso" dijo exhalando fuertemente

- "Es que... tenía vergüenza"

- "¡Vergüenza! Tu fuiste el que me dijo que nunca tenía que avergonzarme de mis poderes, que eran especiales... ¿entonces todo era solo una mentira? ¡Lo único que querías era acercarte a mi!"

- "¡No, no es así!"

- "¡¿Qué es entonces?!"

- "Lo que dije de tus poderes es cierto, tú haces tantas cosas asombrosas y útiles con ellos y ¿qué puedo hacer yo? más que hacer que llueva" dijo burlescamente

- "Eso no importa, no es una competencia, nuestros poderes solo son diferentes, no significa que los tuyos no sean magníficos... me hubieras hecho la persona más feliz si hubieras sido sincero conmigo desde el principio"

- "Es que esa es otra cosa" dijo Lukas sombríamente "no sé si por más que intente pueda hacerte feliz"

- "¿Ahora de que hablas?"

- "No soy una buena persona Elsa"

- "¿Por qué dices eso?"

- "Desde que descubrí estos poderes, también descubrí algo más, como una oscuridad dentro de mí que siempre me ha impulsado a actuar por venganza, con ira o resentimiento... ¿recuerdas lo que le expliqué a todos hace un rato en cuanto a mi forma de ver la guerra? ... fue algo que inició desde pequeño, por eso me aislé de todos y aún más después de que mi hermana falleciera. Cuando era niño y no controlaba para nada mis poderes, los otros niños se burlaban de mí, me ponían feos apodos y me molestaban mucho, y esa voz dentro de mí no solo me hacía creer todo lo malo que decían de mí y despreciarme a mí mismo, sino que al mismo tiempo me urgía a devolverles su mal; fue mi hermana quien me ayudó a controlar eso y quien me dio el incentivo de ser bueno, cuando ella murió quería honrar su memoria esforzándome por ser lo mejor que podía, pero lo hice desde el aislamiento, para no toparme con situaciones que me hicieran perder el control y durante todo ese tiempo traté de hacerme un extraño a mis poderes, tratar de ignorarlos. No fue hasta que tuve que empezar a cumplir oficialmente con mis deberes reales que me tuve que enfrentar a las personas, para ese tiempo ya había tratado de ocultar mucho tiempo mis poderes que pasé desapercibido, aunque podía sentirlos crecer dentro de mí, dificultándoseme cada vez más controlarlos y ocultarlos. En mi cumpleaños 25, tuve que dirigir una batalla y esta vez entre mis soldados estaban esos niños que me molestaban, cuando me vieron, lo primero que hicieron fue saludarme como acostumbraban hacerlo 'miren... si es el príncipe fenómeno' eso fue solo el inicio de sus burlas. Para cuando llegó la hora de la pelea, tuve muchas oportunidades de cuidar sus espaldas, pero no logré controlar mi deseo de venganza y nunca lo hice... todos murieron esa vez. Yo disfrutaba la batalla, me deleitaba en el derramamiento de sangre y debo decir que aprovechaba mis poderes lo más discretamente posible para lograr siempre la victoria. Al final de esa batalla yo estaba orgulloso y 'aliviado' de que con ellos muertos ya nadie más sabría mi secreto y no volvería a ser tachado; entré a mi tienda y vi que había recibido una carta de mi madre, la última que recibí de ella, fue mientras yo estaba en esa batalla que murió... leer sus últimas palabras me dio la fuerza para vencer ese otro yo, no era capaz de leer las palabras de esa mujer pura con estos ojos que se deleitaban en la maldad, no pude contenerme y salí huyendo al bosque lo más lejos que pude, destruí esa parte del bosque al expulsar todo mi poder y allí recordé mi promesa de honrar la memoria de mi buena hermana y ahora la de mi madre. A partir de ese momento me he esforzado al máximo por mantener al borde esa oscuridad. Cuando se esparció tu historia entre los pueblos, fue la primera vez que oí de alguien como yo. Nunca pensé que llegaría a tener la oportunidad de conocerte y desde que lo hice me he asombrado de tu bondad y tu pureza y no me siento digno de ti, no te merezco, no sé cómo pude llegar a albergar las esperanzas... por más que me he esforzado por ser diferente, mis hechos aun me persiguen, no soy bueno... tal vez pienses que estoy loco..."

Arendelle y los fantasmas del pasado - Descubrimientos - Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora