(1/7) Púa de guitarra.

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—... ¿Estás seguro de que no hay cámaras aquí, Otoya? —Preguntó Ootori Eiichi mientras miraba de forma sumamente inquisitiva a su alrededor.

Al inicio de ese extraño día en que su aventura había dado comienzo, cerca de las nueve en punto de la mañana, había recibido una llamada de parte de Ittoki Otoya, líder del grupo rival, ST★RISH, y quien había afirmado tener la intención de llevarse bien con él. Eiichi no entendía a que venía eso, no entendía porque Otoya querría relacionarse con él luego de lo que le había hecho, después de todo, ¿Por qué alguien querría si quiera acercarse a una persona que le hizo revivir traumas del pasado al punto de romper su estabilidad mental?

A pesar de sus dudas, Eiichi acepto la oferta de pasar un día juntos que el mismo pelirrojo le había ofrecido, eso si, tendría que ser en el Master Course, ya que al parecer las otras seis estrellas no estaban a favor de la idea de dejarlos solos de nuevo ("No por ahora, no para iniciar", eso le comentaron que habían dicho). Pero ahora que finalmente estaban juntos, que se encontraban sentados en el sillón de la habitación del menor, ellos dos en esas cuatro paredes... Realmente comenzó a sentir que todo eso era una especie de trampa, quizá una venganza sumamente elaborada para hacerle pagar su acción.

Sin embargo, ante tal inseguridad, Otoya solo reía divertido, afirmando una y otra vez que todo estaba bien. 

—Ni una sola —Dijo el pelirrojo, sin dejar de afinar su guitarra—. Relájate un poco, Eiichi, nadie planea comerte o algo así.

—Lo sé, lo sé —Eiichi suspiró, también retomando su labor de afinar su propio instrumento—. Quizás estoy un poco paranoico.

—¿Un poco? —Alzó una ceja de forma burlesca.

—Muy bien, estoy muy paranoico —Admitió el castaño—, pero no puedes culparme, no del todo, esto fue muy repentino y... Realmente no entiendo porque si quiera quieres hablarme, ya sabes... Después de lo que pasó.

Otoya no contestó, no de inmediato, en cambio, tocó unos cuantos acordes, confirmando así que su guitarra estaba afinada por fin. Estuvo entretenido con eso al rededor de treinta segundos, concentrado en la música y en la forma en como sus dedos se movían o presionaban las cuerdas, eso si, no se percató de que su compañía también lo observaba fijamente, como hechizado por su toque musical.

—... Solo quiero limar asperezas —Dijo por fin el líder de ST★RISH tras hacer una pausa—. No me gusta la sensación de distanciamiento, creo que realmente podemos llevarnos bien si lo intentamos, además, creo que eso es lo mejor para nuestros grupos.

—... ¿Cómo es que no me odias? —Preguntó Eiichi bajando la mirada, pues esa era su más grande duda entre todas las que pudiera tener.

Otoya sonrió levemente ante esa pregunta. De nuevo tomándose la libertad de no contestar de inmediato, cerró los ojos y retomó su melodía con tranquilidad.

—No tengo motivos para ello —Afirmó, sin abrir los ojos ni dejar de tocar—. Sé que en el fondo no tenías malas intenciones y reconozco que ahora me siento más libre... Más "Yo" –Abrió los ojos, solo para mirar sin un solo ápice de rencor al castaño—. Quizá no fue el mejor modo, pero de otra forma, dudo que pudiera llegar a sonreír plenamente alguna vez en mi vida.

Escuchar aquellas palabras llevó algo de calidez al pecho de Ootori Eiichi, quien, debía admitir, se sentía un poco aliviado de, al parecer, no ser un objetivo de odio para aquel pelirrojo que tocaba la guitarra de forma tan tranquila y perfecta. Expresar sentimientos no siempre es fácil, sobre todo, no al momento de hablar, no para él, está fue la razón que lo llevó a empezar a tocar su propia guitarra en vez de intentar agradecer el perdón de su rival.

[UtaPri] Guitar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora