—Muchas gracias por toda su ayuda —Eiichi hizo una reverencia tras ponerse frente a la entrada del orfanato, listo para iniciar su búsqueda de respuestas.—Al contrario, tú también me has ayudado —Amaya sonrió—. Nunca podré agradecerte lo suficiente por haber traído a Otoya-Kun a salvo ayer, no me habría perdonado que algo le pasase.
—No ha sido nada —Negó con la cabeza—... Solo... Espero que pueda recuperar su sonrisa pronto...
La mujer soltó un suspiro de forma triste, pero aún así, no dejó de sonreír.
—Yo también Eiichi-Kun, yo también... Pero bueno, creo que es aquí donde te digo adiós.
—Si, supongo que si —Bajó un poco la cabeza—. De nuevo, agradezco su...
—¡Onii-San! ¡Onii-San!
De pronto, las voces sincronizadas de varios niños llamaron la atención de los dos adultos, quienes giraron sus cabezas para poder ver a un pequeño grupo de tres infantes emocionados que corrían hasta donde ellos estaban.
—¿Onii-San? —Murmuró Eiichi algo impactado.
¿Los niños le estaban llamando así a él? Curioso escuchar eso de alguien más a parte de Eiji.
—Ah, niños, ¿Qué hacen aquí? —Preguntó Amaya sonando confundida.
—¡Onii-San! ¡¿Es cierto?! –Preguntó la única niña del trío.
—¡¿Es cierto que tocas la guitarra?! —Preguntó el pequeño azabache, cuyos ojos parecían irradiar estrellas.
—¿Eh? —Eiichi abrió los ojos sorprendido— ¿Cómo lo...?
—¡Toca para nosotros! –Pidió el tercer infante tomando de la muñeca del mayor.
—¡Tenemos una guitarra! —Gritó la niña del grupo.
—Nunca nadie la usa porque no sabemos tocarla...
—¡Pero tú si sabes! ¡Toca una canción!
El trío de niños comenzó a tirar de la mano de Eiichi, alentándolo a que los siguiera. Él, por su parte, aún se encontraba procesando todo lo que los infantes le estaban diciendo.
¡¿Cuantas palabras podían pronunciar esos niños en menos de un minuto?!
—Oigan, esperen —Amaya se vio algo alarmada—. No pueden disponer del tiempo de Eiichi-Kun, él ya se iba y...
Los pequeños detuvieron su andar de golpe y voltearon a ver a su cuidadora con ojitos llenos de desilusión.
—¿Ya se va? —Preguntó uno de ellos haciendo un puchero.
—Pero, pero... —La mirada de la pequeña cayó al suelo.
Claramente, Eiichi se dio cuenta de las reacciones de los tres niños que habían ido hasta ahí a buscarlo para que les tocara una canción en la guitarra. Inevitablemente, la imagen de su propio hermano menor llegó a su memoria, así como los recuerdo que tenía de cuando Eiji le pedía exactamente lo mismo, aún cuando en ese entonces ni siquiera era bueno.
Era imposible resistirse a algo así, ¿Verdad?
—... Solo una canción no hará daño —Dijo tras soltar un pequeño suspiro—. Si me permite tocarles algo con la guitarra, lo haré con gusto.
—¡Biiieen! —Gritaron los niños alzando las manos al cielo.
—¿Te parece bien, Eiichi-Kun? —Preguntó Amaya, solo para confirmar.
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[UtaPri] Guitar.
Fiksi Penggemar"¿Hay algo de lo que te arrepientes?" Hace varios años, durante su más tierna infancia, Ittoki Otoya perdió todo lo que amaba, a causa de eso, cerró su corazón al mundo y dejó de sonreír, sintiéndose culpable de todas las cosas malas que les sucedía...