CAPITULO 2

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Capítulo 2

Los días pasaban y, en contra de lo que Snape había pensado, la joven no había vuelto a sacar el tema de su encuentro nocturno. Sus heridas se habían curado casi por completo y Lord Voldemort no había vuelto a llamarle, lo cual no era en absoluto garantía de estar a salvo.

Estaba a punto de llegar a su aula cuando unas voces llamaron su atención. Reconoció la voz de Weasley y no pudo evitar acercarse. No perdería la oportunidad de restarle puntos a Gryffindor si podía.

-Basta profesora... por favor – Weasley estaba arrodillado junto a alguien y Umbridge sonreía con suficiencia.

-Tengo todo el derecho. El ministro en persona me ampara, y no estará contento cuando sepa que en Hogwarts existe un mercado negro de pociones. Puede que Dumbledore permitiese este tipo de cosas pero no yo.

-¡No es ningún mercado negro! Ella tan solo pretendía ayudar a un compañero, además, ¡esto es inhumano!

-Déjalo Ron –la voz de Granger captó el interés de Snape

-¿Cómo voy a dejarlo? Ya nos hemos callado suficiente. ¡Esto es tortura, no un castigo!- El profesor de pociones decidió intervenir justo cuando la mano del pelirrojo se aferraba a su varita

-¿todo bien profesora Umbridge?

-Severus... Sí. Todo está bien. Tan solo estaba corrigiendo a estos delincuentes... ¿Puedes imaginártelo? Esta joven elabora pociones para venderlas entre el alumnado.

Fue entonces cuando vio a Granger en el suelo.

-Seguro que se revisas tu inventario, comprobarás que te han sustraído ingredientes. Además se niega a decirme donde las ha fabricado... sin duda tiene un laboratorio en algún lugar del castillo. –Umbridge se volvió hacia los chicos. Tengo mis métodos para que hablen...

Snape le hizo un gesto y ambos se alejaron, un momento después, caminaron hacia ellos, Snape parecía mas molesto de lo normal.

-Weasley, vuelva a clase y usted, señorita Granger, acompáñeme –les dijo Snape.

-Pero profesor yo...

-Vuelva a su clase ya, a menos que quiera perder 100 puntos para su casa.

-Ve Ron, hablaremos más tarde, le dijo Hermione recogiendo su bolsa del suelo al tiempo que Snape comenzaba a andar dejando a Umbridge algo confusa.

Hermione se apresuró a seguirle por los pasillos, el habló sin detenerse.

-Así que, ¿hemos vuelto a hacer incursiones al armario de las pociones? – dijo abriendo la puerta de su despacho e invitándola a pasar.

-No señor, se lo prometo. Hagrid..., alguien me ayudó a recoger algunos de los ingredientes en el bosque prohibido y compré el resto en hogsmade.

Snape la miró inquisitivo –He de suponer que su "laboratorio secreto" está ubicado en el baño de prefectos ¿me equivoco? –La chica no contestó, pero bajo la mirada y se ruborizó ligeramente. Había dado en el clavo – Le recuerdo, señorita sabelotodo, que fui alumno de este colegio antes que usted. No son los primeros en conocer los secretos del castillo.

Sacó de su bolsillo un vial con la poción que le había requisado Umbridge y la estudió con interés –Poción cicatrizante...Snape la miró fijamente, de manera que Hermione no supo interpretar.

-Lo lamento señor, no volverá a ocurrir, pero yo no estaba –el hombre la interrumpió alzando una mano.

-Dudo que no vaya a seguir haciendo esta poción, pero también dudo que se dedique usted a traficar con ellas en el colegio. –hizo una larga pausa antes de continuar. –No crea que soy ajeno a los castigos que emplea la profesora Umbridge- dijo devolviéndole el frasco –Quizás un poco más de díctamo prolongaría el efecto anestésico de la poción.

TODO GRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora