Es momento de luchar
"Dicen que la distancia es el olvido
Pero yo no concibo esta razón,
Porque yo seguiré siendo el cautivo
De los caprichos de tu corazón, Supiste esclarecer mis pensamientos, Me diste la verdad que yo soñé,
Ahuyentaste de mí los sufrimientos
En la primera noche que te amé. Hoy mi playa se viste de amargura
Porque tu barca tiene que partir
A cruzar otros mares de locura
Cuida que no naufrague en tu vivir..."—Nuestra canción.
—Siempre.
—Para siempre.
—¿Dónde has estado?
Pohl se queda callado sin contestar y solo me sonríe perverso y bello como siempre. Lo abrazo mientras escucho los latidos de su corazón. Adoro su olor, adoro estar así entre sus brazos.
La barca de Luis Miguel sigue sonando y nosotros seguimos bailando pegados. Lo amo tanto que quisiera meterlo dentro de mi piel; este abrazo no me basta, lo he extrañado por años y su ausencia me ha dolido hasta de forma física.
Escucho que alguien me llama desde la cocina y es entonces que recuerdo haber dejado en el horno la cena que le prepare con amor;
Lasaña, su plato favorito.Me pongo en puntas para alcanzar la boca de mi precioso hombre de 1.90 y el me palmea el trasero mordiendo mi labio inferior.
—¡Deja mi culo en paz!
—Mi culo señorita.
Me le suelto como puedo mientras él estalla en risas, sabe bien que detesto que haga eso a excepción que pase durante el sexo. Ni siquiera se para que me molestó si él todo el tiempo se la pasa apretando mis tetas o las nalgas; sinceramente me rindo.
Me voy a la cocina y antes llegar a la puerta volteo a verlo y le sonrió coqueta, él me guiña un ojo y me lanza un beso,
Reviso que todo esté bien y busco platos para poner la mesa. Busco en la nevera una cerveza y una soda para mi, luego agarro la lasaña y me voy al comedor.
—Amor, ya está lista la mesa, vamos a comer.
—Amor...
Me voy al baño a buscarlo por si se encuentra lavando sus manos, pero no esta. Salgo al jardín por si acaso está fumando y tampoco está ahí. Busco en el cuarto, en la cochera y nada.
Saco mi teléfono y trato de marcarle pero su número se me olvida, así que busco en mis contactos y nada.
Me concentro y veo el teclado y trato de marcarle, no puede ser que no sepa su número de celular, yo no puedo olvidar algo así. La desesperación se apodera de mi y siento una opresión en el pecho.
¿Y si se fue de nuevo y no vuelvo a verlo? No puede ser, me muero si vuelvo a perderlo. Busco y busco su número y nada. Y es entonces que me doy cuenta que no hay forma de comunicarme con él, ni siquiera sé dónde ahora vive.
Siento que mi respiración es pesada y mi cabeza duele, la angustia me gana y poco me voy dejando caer en el suelo resignada a que lo perdí de nuevo.
Pero de repente abro mis ojos y me doy cuenta que estoy en mi cama; Aún no amanece y cómo siempre es el mismo sueño. Lo encuentro y luego vuelvo a perder al amor de mi vida.
ESTÁS LEYENDO
Resiliencia
RandomSiempre he pensado que las princesas no existen y que este mundo es para las guerreras. Yo... Soy una de ellas porque no tuve elección. Todas las malas decisiones nos pasan factura en algún momento; la pregunta es, ¿hasta cuando se terminan de paga...