Segundo final

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Popee se quedó sentado en la sala de espera del hospital, con Marifa fielmente a su lado, aunque la payasa le hablará Popee no escuchaba nada, lo único en lo que podía pensar era que habia hecho? ¿porque lo trato asi? En ese instante en lo único que pensaba era llevar a Kedamono hacia la habitación de juegos donde procedería a violarlo hasta en casansio y dejarlo allí con un vibrador en el ano, hasta que Popee decidiera que era suficiente.

estaba desesperado, angustiado, nervioso y estar sentado esperando noticias en el hospital, no ayudaba.

—Popee come algo—Marifa le ofreció un poco de café a su hermano.

—tal vez él sea el padre mis hijos—

—Eh?

—Me volví un completo imbécil,pero...y si dijo la verdad? Qué tal si Jason es el padre del bebé?

Marifa suspiro.

—A lo mejor, después de todo Kedamono no es más que una perra sarnosa.

Popee estuvo a punto de defender a su amado cuando una enfermera hablo primero.

—Familiares de Kedamono—anuncio la enfermera.

—YO SOY SU ESPOSO!—dijo Popee poniéndose rápidamente de pie, Marifa levantó una ceja de forma burlona—¿como esta?

—la caída afortunadamente no fue tan grave. casi se fractura las piernas, agregando rasguños y moretones por todo el cuerpo—contesto—pero en una semana como minimo estará bien

—y el bebé!? ¿como están doctor!? por favor digame!

—guarde la calma señor Popee, el bebé afortunadamente está bien—Popee se tranquilizó—pero será mejor que tenga más cuidado y guarde reposo, estuvo apunto de perderlo.

—muchas gracias enfermera, puedo pasar a verlo?

—Aun no despierta pero podrá verlo y espero que tenga mejor cuidado en bajar de las escaleras.

Marifa contuvo una carcajada y Popee se mordió la lengua, había tenido que mentir, no tenía opción.

—s-si doctor, yo le diré

Ambos payasos entraron el la habitación a lo que Marifa cerró la puerta y con una sonrisa dijo—Con qué tú esposo? Desde cuándo están casados? Deberían considerar mudarse, las escaleras son un peligro! O espera, ¡El búnker ni siquiera tiene escaleras!

Se burló Marifa.

Pero Popee no le estaba prestando atención, estaba concentrado en observar maquinas conectadas al pequeño cuerpo de Kedamono lleno de heridas...heridas que habia causado nada más y nada menos que él.
Popee se sento a su lado y tomó su mano derecha delicadamente.

—Lo siento—susurro—tienes razón, soy un monstruo, pero eso cambiara...te lo prometo.

—Ash! Que dramático!

Se quejó Marifa.

—D-donde...e-estoy?

Con dificultad Kedamono abrio sus ojos, y el dolor no tardó en aparecer, inconscientemente se llevó las manos al vientre temiendo lo peor.

—Mi bebé, dónde está mí bebé?

—Tranquilo, el está bien.

Kedamono lentamente se volteó y al observar de quien se trataba sus ojos se abrieron a su maxima capacidad
Rápidamente retiro su mano y el temor se volvió a apoderar del lobo

—Popee!

—despertaste.

—No menso, acaso no ves que sigue dormido?—respondio Marifa con sarcasmo.

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