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Jason Pop

El arlequín saltó de un lado a otro en la carpa, deteniéndose de vez en cuando para observar a sus víctimas llorando en el centro del escenario. Jason sonrió con satisfacción, amaba cuando el miedo llegaba, ese dulce sentimiento de tener el control de alguien, de saber que con solo un movimiento era capaz de detener el corazón de sus víctimas le encantaba.

Jason levantar sus brazos y sacudiendolos dejo salir una serie de listones de colores, de no ser por las puntas afiladas y llenas de sangre parecía un inofensivo juguete. Jason se apresuró a girar y empezar a bailar al rededor de sus jueguetes, los niños lloraban, las mujeres gritaban y los hombres sollozaban, incluso más de uno ya se había hecho en sus pantalones por el miedo. Jason tiró las cintas de colores haciendo que las puntas de metal se clavaran con ferocidad en la carne de su público, al instante la piel quedó colgando de la carne de las 18 personas allí presentes. Jason no se acobardo ante los gritos y súplicas, mucho menos ante el llanto de los 6 niños que rogaban por su vida y cuyo dolor no hacía más que encantarlo, y con fuerza Jason tiró de las cintas de colores, creando un espectáculo de desmembramiento increíble, algunos ganchos se habían aferrado a la piel otros a la carne pero muchos hablan perforado el hueso.

En menos de lo que Jason habría deseado ya todo estaba en silencio, ahora debía volver a empezar, posiblemente cambiar de ciudad y seguir rondando por ahí y por allá, rogando por no encontrarse que su gran enemigo, Laughing Jack. Atraer a las personas no era en si difícil, solo debía dar la falsa ilusión de seguridad u torpeza y ellos seguirían cualquier cosa, eran como moscas sobrevolando un campo de telarañas.

Un débil aplauso acabo que el sepulcral silencio causando enfadó en Jason, ¿Quién se atrevía a interrumpir su matanza anual? Dispuesto a destripar al imbécil que lo hubiera interrumpido, sacó un cuchillo y apretó la tira de color con la punta aún manchada de sangre y se giró listo para matar, al que había interrumpido su glorioso momento.

Una mancha amarilla sobrevoló a Jason y cayo atrás de él, Jason no se preocupó pues solo había una persona capaz de hacerle frente, afortunadamente esa persona era demasiado idiota como para hacerlo.

-Siempre haz sido muy lento.

-Y tu un pedófilo pero nadie te está juzgando

-¿Sigues mal por Kedamono, Jason?

-Sinceramente me parece cruel lo que hiciste, Papi, darle un rayo de esperanza al pobre lobo para después simplemente cruzarte de brazos mientras tú hijo lo viola y maltrata. No entiendo, sol violador.

Papi se cruzó de brazos enojado, chocando el tacón de su zapato contra el piso.

-¡Es una lección! Así Kedamono sabrá diferenciar el verdadero amor de una obsesión y Popee ya cumplió su cometidos: hacerlo suyo, ahora dejará a Kedamono en paz.

Jason sonrió con amargura.

-¿En serio crees que eso detendrá al bastardo de tú hijo? Una vez que pruebas a Kedamono no parás hasta tenerlo todo.

Papi se encogió, Jason tenía razón.

-¿La cagué verdad?

-Debiste usar condón, Papi-Jason se notaba enojado, papi chasqueó la lengua.

-No hay día que no me arrepienta de haberlo hecho.

-¿Crees que ya es suficiente?

-Si, ¡Mañana mismo iremos por Kedamono!

-No puedo creer que tú hijo haya sido tan estúpido como para esconderse en el sótano de utilería abandonado de una de las carpas.

-Lastimosamente, Jason, idiota se nace, no se hace, por eso Marifa es mí favorita.

Jason miró la filosa hoja de su cuchillo, él había accedido a dejar que todo esto pasará, él era capaz de destruir a Popee con un solo golpe, pero no lo hizo a petición de Papi, pero ahora... Solo quería arrancarle la garganta a Popee y hacerle comer su propia columna vertebral.

-¿Puedo...?

-¿Matarlo? Sí, adelante, igualmente la zona en donde está ubicado el circo es mágica, revivirá de todos modos.

Jason sonrió al imaginarse a Kedamono llorando en sus brazos agradeciéndole por haberlo salvado y a Popee desangrándose en el suelo.

-Perfecto.

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