Capítulo ocho: Sshhh, es un secreto.

601 73 88
                                    





—¡Willow, ya no puedo más! —se quejó Luz con el poco aire que sus pulmones retenían.



Después de esa agradable charla en el salón "A", Luz regresó a su salón y las clases empezaron como usualmente lo hacían. Lamentablemente, el día de hoy tocaba educación física a las once, justo cuando el sol estaba en su punto más alto.



—Solo una vuelta más y ya, Luz —le respondió Willow, que se veía demasiado fresca y compuesta, muy al contraste de Luz, que apenas avanzaba con las piernas temblorosas y casi se podía ver a su alma abandonando su cuerpo.


 —¡Muy bien! —gritó la maestra muy energética, llamando la atención de todos. Claro como usted no está corriendo...—. Solo hagan una vuelta más y vengan a sentarse en círculo conmigo. Pueden tomar agua en lo que esperan.



Luz volteó a ver alrededor. Iba a la mitad de la cancha de football y estaba segura que, de hacer una vuelta más, se desmayaría.


Casi todos habían terminado. ¿Lo peor? Nadie, además de Luz, se veía como si estuviera a punto de morir.


¿Qué clase de super-personas son? Se preguntó Luz. 


Llegando a la meta, Luz se tiró en el piso. Willow llegó a su lado y le picó su cabeza en broma.



—Aun te falta una vuelta ¿sabes?


—Mmmm —fue la queja de Luz. 



Ni siquiera se esforzó en hablar. Con la cara completamente aplastada por el pasto Luz supuso que ni siquiera se le entendería y prefería ahorrarse la fatiga.



—¿Estás bien? —preguntó Willow un poco más preocupada. ¿Cuál era la probabilidad de que su amiga sufriera un infarto?


—Sí, sí —respondió Luz, alzando la cabeza del piso.



La latina volteó a ver a donde la mitad de sus compañeros y maestra estaban. Se imaginó que los demás estarían terminando su última carrera y ¡no, gracias! Aun era muy joven para morir.


Especialmente de manera tan patética.


No es que no fuera realista para Luz que podría morir por demasiado ejercicio, pero preferiría que eso no sucediera. Al menos no hoy que tenía una cita con Amity.


Bien, no era una cita. Pero Luz no podía evitar llamarla cita en su mente.


Días de escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora